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Periodismo, crisis y vocación

Por Eva Diz
El primer post del año de Diario de una periodista en paro no podría hablar de otra cosa más que de periodismo. Un tema que, por suerte y por desgracia, está de moda. La desgracia está clara: El paro en la profesión aumenta por segundos y ya no hace falta ser bueno para sobrevivir, sino barato. Pero también hay algo de suerte en  todo este descalabro.

Desde que estoy en paro he decidido encontrar la parte positiva de todo y he descubierto que todo la tiene. En este caso puede que no lo parezca, pero la hay. Ahora más que nunca se habla de periodismo y es cierto que, en la mayoría de casos, es para decir adiós a un nuevo medio o un hola a un flamante ERE. Pero no es menos cierto que cada vez que sale una noticia mala sobre el sector o la situación de sus profesionales, sale una buena y reivindicativa, una que reclama un cambio,una revolución, una unidad frente a todo esto con lo que nos han hecho comulgar hace ya demasiados años. La suerte de esta crisis (sea culpa de quien sea) es que hemos decidido dejar de mirar hacia otro lado y hemos descubierto que si queremos que algo cambie, tenemos que empezar por nosotros mismos.

El periodismo no ha muerto, el periodismo lo llevamos dentro -bendita vocación, digan lo que digan- y nos gusta, solo que llevamos años practicándolo muy poco porque muchos estaban así más cómodos. Los periodistas nos volvimos escribanos, seguidores de tendencias que nadie cuestionaba, redactores de insultos y majaderías políticas, taquígrafos de donde dije digo digo diego, multitarea a trompicones, polivalentes por obligación, malpagados, presionados… Y, aún a veces -a pesar de todo eso-, conseguíamos sacar el tiempo justo para colarle a los editores reportajes de investigación, buenas historias, coberturas y crónicas completas y artículos de opinión que merecían la pena. Todo eso que nos hacía volver a sentir la bendita vocación del periodismo. Y nos mantenía en una ilusión de ser libres.

En paralelo, uno tras otro fuimos abriendo bitácoras, nuestro pequeño medio de información particular, y nos fuimos dando cuenta de la independencia y libertad que nos ofrecía la red. Es un auténtico placer leer esos blogs y reconozco que, hoy por hoy, les dedico mucho más tiempo que a los medios de toda la vida. Algo está cambiando, compañeros. Esto no es el fin del mundo. Solo un cambio. Adaptémonos. ¡Rebelémonos!

En ZinKfo, hemos decidido ponernos manos a la obra y hemos puesto en marcha un proyecto colectivo para dar un poco más de impulso a esas bitácoras independientes de periodistas, fotógrafos y demás profesionales de la información que generan contenido de calidad. Hoy, de regalo de reyes hemos estrenado el listado de blogs de #periodismoenblog en inforia.es #periodismoenred

El objetivo de esta iniciativa es configurar un espacio único desde el cual los lectores que busquen temas escritos con calidad y buena letra puedan encontrar todos esos blogs escritos por profesionales de la comunicación y disfrutarlos: Gastronomía, ecología, política, cine y hasta astronomía, todo tiene cabida en el proyecto si el objetivo es informar y ser útiles a la sociedad. Un metablog cuya portada se irá actualizando a medida que se actualicen los blogs participantes, con breves intros que apunten hacia los nuevos post. Desde aquí te invito a participar: Déjanos la url de tu blog en http://www.facebook.com/ZinKfo o en Twitter con el hashtag #periodismoenblog. Es gratis 🙂

Y ya para cerrar (son muchas letras juntas para lo poco que llevamos de año), aprovecho y os dejo aquí algunos artículos sobre periodismo, imprescindibles. Y si tenéis alguna recomendación más -que seguro que sí-, dejadla abajo en los comentarios. ¡Gracias por compartir!

 

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Campaña de días libres

Por Eva Diz
Es la primera vez. Ayer fue el primer día desde que supe que me quedaba sin plaza que me tomé completamente libre… y es alucinante. La mente limpia, tranquila, sabiendo que ya vendrá el lunes y habrá toda una nueva semana para reorganizarse. Un lujo que ya no recordaba.

Tenéis razón todos los que me decís que tengo que tomarme las cosas con más calma. La verdad es que el cuerpo lo agradece, pero yo no sé estarme quieta así que hoy ya estoy de nuevo ante el ordenador con mi aula virtual activa (la semana que viene ya tengo el primer examen del curso de marketing online) y revisando unas cosillas sobre ZinKfo (que sigue creciendo, aunque todavía no haya salido del cascarón).

Aunque este paro me haya venido estupendamente, aunque esté haciendo más cosas que nunca, aunque ahora viva la vida con más ganas …he de reconocer que, en el fondo, echo de menos trabajar y  poder cubrir la campaña, con sus carreras de un lado para otro, sus mítines de tarde-noche, sus cotilleos y anécdotas, su agotamiento físico y mental y, sobre todo, el sabor de boca del trabajo bien hecho cuando llega a su fin. Esa noche estaré con todos vosotros, porque el gintonic de fin de campaña no me lo quita nadie, aviso.

Mientras, trataré de sacarle partido a mis días libres y tomaré el sol, que es muy sano.

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Sinceramente II

Por Eva Diz
Primero, mis disculpas porque mi reflexión sobre la vida, el trabajo y la felicidad llega un día tarde. Al de ayer le faltaron horas (y fuerza de voluntad, lo reconozco…), y como sé que esperáis mis letras como el café de las mañanas, entono el mea culpa y retomo el post donde lo dejé: sinceramente, ¿lo que hago me llena? ¿Es lo que siempre he querido hacer?

La respuesta, en mi opinión, cambia en función del estadio en el que se esté (no es lo mismo un veinteañero loco por hacerse un hueco que un treintañero con diez años de trabajos en la mochila) y de la trayectoria e intensidad  con la que se viva la vida (laboral, en este caso), así como de otros muchos factores. Lo que nos deja en que hay tantas respuestas posibles como personas. Esta es la mía:

Cuando me dijeron que la plaza la había pedido otra persona y que eso me dejaba fuera de juego, yo llegaba a esa conversación con casi diez años de trabajo a la espalda,  los tres últimos durísimos (y bastante ingratos) , varias mudanzas, un traslado de Galicia-Palma y un cambio de vida radical.

La primera reacción fue considerar que todo ese proceso y esfuerzo era un argumento más de peso que me hacía merecer la plaza y convertir en injustas las normas de selección de la agencia. Quería ese trabajo a toda costa porque de él dependían todos esos planes a corto plazo que, aún sin quererlo, uno se hace para poder seguir tirando con el día a día: viajes, cambio de casa, un e-book, más viajes…

Esa noche no dormí, ni un segundo. Y pensé, mucho. Desprendida ya de la posibilidad que me ataba a ese puesto de trabajo, a su salario y a su estabilidad, me pregunté ¿Pero…esto es lo que yo quería hacer toda mi vida? Entonces, la respuesta salió sola y del alma: no. No lo era y lo sabía, pero no quería indagar en ello porque la comodidad laboral es demasiado gustosa a veces…

A diario -al menos eso me pasaba a mí- uno mira el despertador y mal que bien, se levanta, saca una sonrisa y tira pa’lante. Un día, tras otro, llenando una larga lista de rutinas, por suerte tiznadas de pequeños cambios que a uno le despabilan de cuando en cuando y le dan nuevas razones para seguir perseverando. Y el tiempo pasa, sin que uno casi se de cuenta, cada vez más rápido.

Quizás si todo esto no hubiera pasado, en unos años me habría convertido en de esas personas que se quedan ahí, esperando a prejubilarse y vivir. O, con un poco de  valor, hubiera podido buscar mis prioridades fuera del trabajo y aceptarlo como es: una vía de pagarse la vida real, la que hay después del horario marcado.

Esta hubiera sido mi opción si hubiera seguido en la empresa. Pero, ahora que la veo desde fuera, a punto de cumplir 31 años, creo que me habría equivocado.

Por eso no sé qué haré a partir de ahora, pero tengo claro que hoy por hoy mi prioridad no es tener la comodidad laboral como compañía, tratando de trampear los días para trabajar lo que toca sin quemarse uno demasiado y dejando los sueños para compartirlos con la almohada.

Esta es una profesión muy dura. Me da la sensación que cada día lo es más: demasiada exigencia (en gran parte de uno mismo), demasiada presión y demasiada ingratitud. Y la crisis no ayuda, ahoga: tres que trabajan como cinco, productividad por encima de calidad, beneficios por encima de orgullo profesional.

Conclusión: yo me quedo en esta parada proque me he dado cuenta de que el final de ese trayecto no es el mío. La felicidad está en alguna otra parte. Habrá que aprender a buscar…

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Sinceramente

Por Eva Diz
Estos días ando muy monotemática:  perdonenme, estoy empezando.  Pero el título del blog me lo exige, así que volveré sobre ello. Esta vez, desde una reflexión a la que me gustaría invitaros. Esto no es como la encuesta (que tuvo su éxito, no os creáis), esto es algo sobre lo que todos tenemos mucho que decir. Estoy convencida.

Todo surge de una pregunta que me hice horas después de saber que lo mío con EFE se había terminado y que me ha ayudado mucho (esto del amor, es lo que tiene, que va y viene).

Ahí va:

¿Eres feliz en ese trabajo? ¿Realmente feliz? Si  pudieras hacer cualquier cosa, ¿qué harías? …

Lo dejo ahí por ahora. Pensad. Mañana os cuento lo que yo he pensado.

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Un break

Por Eva Diz
Creo que ya sé lo que quiero. Quiero vivir sin trabajar. Escribir a ratos, cuando el cuerpo lo pida y ganar mucho dinero con ello… Pero eso no va a poder ser. Así que, tomo nota de todos vuestros votos y opiniones (la encuesta sigue abierta) y voy a darme un par de meses al menos para pensar. Para digerir y analizar cuál es la mejor forma de aprovechar esta oportunidad y para aprender un montón de cosas que he descubierto que desconozco por completo. En fin, para recuperar todo ese tiempo que nos roba el trabajo cada día y ser un poquito feliz, chupando del bote común, que para eso lo he engordado durante los últimos años.

Un par de meses de descanso no le hacen mal a nadie. Luego veremos cómo se presentan las cosas y elegiremos.

Eso no quiere decir que pare. Iré tejiendo mi abrigo para el invierno. Pero ahora, toca destaparse, salir a la calle y ver llegar el verano.

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Trabajo y amor

Por Eva Diz
Bueno, ha pasado un día ya y… he de confesar y confieso que mi propuesta ha tenido un éxito bien escaso. Se ve que el paro no está tan mal (tendré que probarlo) porque no quiero pensar que no hay agallas para empezar algo de cero o que no os habéis leído mi post de ayer. Ah! que estáis valorando la oferta, mirando pros y contras… bien, venga os perdono.

Ahora en serio. A todos los que habéis creído en ello, no dudéis que habrá un huequito para vos si algún día todo toma forma. A los que no, lo siento: sé que os arrepentiréis. Y a los que están conmigo en esto, ánimo, no nos queda nada…

Sigo en mis trece: buscar algo  apasionante,  que me permita llegar a casa y sentirme bien. Feliz. Aunque sea un poco cada día (nopidomás).

Por el momento, hoy ando liada. Tengo una cosa entre manos. ¿Otra? Sí, no paro. Y esta pinta realmente bien. Os mantendré informados.

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Muchos y buenos

Por Eva Diz
Se me ha ocurrido una idea. Bueno, debería decir que me la ha sugerido un amigo con un comentario de Facebook a mi último post. Reproduzco:
-«Vaya… Bueno bienvenida al club, i ánimo!!!», dice Albert Goodkid.
Y yo contesto:
-«Pues sí, veo que el club es cada vez más exclusivo y de mayor categoría, jajaja».

Automáticamente enlazo con cientos de conversaciones anteriores sobre el futuro (merci, Al),  con los consejos de otro buen colega (gracias Adolfo), retomo toda la autoestima y la fuerza que me habéis dejado en mi muro y en mi mail durante estos últimos días (thanks to everybody) y hago una radiografía de nombres, país a país, ciudad a ciudad.

Y entonces, lo veo claro: en esto del paro somos muchos y buenos, llenos de talento, cargados de ideas y sobrados de tiempo. ¿Qué estamos haciendo que no nos reunimos y pensamos en algo que aúne todo lo que valemos, algo que nos guste y a lo que podamos sacarle partido?!

Propongo una cooperativa, algo que nos permita vivir de lo que nos gusta. ¿Qué me decís? Empiezo con la lista: nombre y talento, gustos y aficiones. No perdamos más minutos, valen demasiado.

MiMail: evaevisima@gmail.com
MiTwitter: @evaevisima

Vengaaaaaa, qué no se diga!

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(E:)

Por Eva Diz
La fase delete está en marcha. Ayer por la tarde saqué de mi ordenador todo lo que lo convertía en mío: fotos, vídeos, enlaces, temas de nevera (de esos que saben tan ricos cuando llega el fin de semana y no hay ni para picar comunicados) y hasta manuales de texto. De mí solo le quedan dos pegatinas de fruta junto a la pantalla y el código para entrar. Ah, y la foto del fondo de pantalla, que la dejaré allí hasta el final.

No lo voy a negar: esto de borrar mi propio rastro está siendo duro. He intentado rescatar todo lo que he escrito pero es una empresa tan excesiva que he optado por  copiar solo aquellos teletipos que vieron su luz con nombre y apellido (ahora lo pienso y sé  que tenía que haber firmado alguno más). Ha sido como viajar en el tiempo. He visto cosas que ni recordaba haber hecho y  he caminado tanto que me sorprendo.

En resumen, y esto podemos considerarlo todo un éxito: he logrado meter tres años y pico en dos cajas de zapatos, una bolsa y un pen. Demasiados recuerdos para poder olvidar.

Ha sido un comienzo de semana productivo a pesar de haber empezado el lunes perdiendo mi anillo fetiche, el que ocupaba mi dedo pulgar desde hace once años inseparables. Es una señal, diréis todos. Pues no sé…, la verdad es que estoy un poquito harta ya de mensajes cifrados, señales del futuro y símbolos del más allá que vendrían a decirme que me espera una vida fantástica detrás de todo este embrollo. En fin. Aviso: si viene el espiritu santo a verme, no estoy, a menos que venga a devolverme mi anillo, claro.

El fin de semana tampoco fue para echar cohetes: me entregué a la pereza, la autocompasión, a la comida en grandes cantidades y las series americanas (creo que gané dos kilitos al menos). Sólo en la tarde del domingo me vi tooooooda la miniserie «The Pacific», de Steven Spielberg (Bélica. Muy recomendable para todos aquellos a los que les gustó «Salvar al soldado Ryan»).

Pero no me culpen, estoy tratando de enmendarlo. Aquí me tienen actualizando el blog y a punto de sentarme a estudiar el C de catalán.

Por último, os dejo las reflexiones sobre el futuro que nos aportaron unas cañas que anoche nos tomamos los compañeros de redacción:

«-Ya tenemos perro y gato, y ahora ¿hacia qué animal nos dirigimos?
-Bueno, yo tengo dos gatas ya…
-Sí, entonces a mí qué me espera: yo tengo tres.»

 

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Saber perder

Inauguro el sábado con buen humor y mejor letra. Con Rayuela de Julio Cortázar. Intentando ordenar mi mundo un  poco me he encontrado una de esas hojas de libretas escritas hasta en los bordes con anotaciones del libro. Y, entre todas ellas, allí estaba ella:

«Nada está perdido si se tiene por fin el valor de proclamar que todo está perdido y que hay que empezar de nuevo».

Magnífica. Valiente.

Muchos que yo me sé (y que todos sabemos) deberían aplicársela. Aquí la dejo, para que la compartáis y para los que se den por aludid@s. Yo, desde luego, estoy ya en plena práctica.

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Made in Japan

Por Eva Diz
«Cae siete veces, levántate ocho», dicen en Japón. Bien, pues aquí estoy intentando aplicarme el dicho.

Hoy se cumple una semana de la noticia y poco o nada ha cambiado. Sigo tratando de asimilarlo, aunque esto de ir a trabajar cada día como si nada no acaba de dejarme avanzar. Y quiero terminar ya con esta agonía, porque las ansias y las ideas me comen por dentro.

El ánimo me funciona a altibajos: hay mañanas en las que yo sola cambiaría el mundo y tardes en las que no sé ni por dónde empezar. Pero lo peor están siendo las noches, cuando la cabeza se siente libre para darse vueltas y vueltas a sí misma y volverme un poco loca.

Siento que no sé hacia dónde ir. Busco metas y sueños nuevos (se admiten sugerencias), pero es como si estuviera en una carretera vacía, sola, por la que no pasa nadie y que no va a ningún lugar.

Pero, a pesar de todo, he dado un pequeño paso: ya tengo currículo. Lo hice ayer, de prisa y corriendo, para enviarlo a un amigo que está buscándome la vida (gracias dani). Hoy lo he colgado aquí, para no perderlo y no olvidar todo lo que he hecho hasta ahora.

Sigo cayendo, pero espero poder empezar a levantarme pronto.

Besos de viernes.

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