Archivo mensual: abril 2011

Parodisey

Por Eva Diz
Hoy he ido a la oficina del SOIB (el Inem pero con piel balear)… Estoy entre espeluznada y deprimida y un tanto angustiada. Todo eso en apenas una hora que me ha tocado esperar (hoy estuve de suerte, me han dicho).

Llegué a la oficina en cuestión con la sonrisa del que tiene pocas obligaciones y mucho tiempo. Recién salida de la ducha, arreglada pero informal y con un libro para las esperas (esto estaba más que previsto). Reconocer cuál es el edificio no tiene ningún mérito: fuera hay decenas de personas sentadas en los bordillos de la calle, hablando en corrillos o simplemente apoyados contra la pared, mirando al infinito.

Siguiendo los grupos de gente, cada vez más numerosos al acercarte a la puerta, descubro un mostrador blanco-sucio, dividido en dos. A un lado, un joven con cara de lunes, y al otro -separados por un folio pegado al cristal del mostrador con la leyenda «renovación de sellado» y una flecha hacia el joven- un guardia de seguridad y un hombre de unos 50 y pico con el gesto constreñido en una mueca de amargura (más triste que el de cualquier parado, creedme).

Entonces, trato de deshacer el laberinto de colas que se entrecruzan en ese escasísimo recibidor poco preparado para tiempos de crisis y me coloco en la que parece terminar en el lado del mostrador del amargado. Espero, dejo pasar a tres carritos de bebé (dos de gemelos, afú) que tratan de abrirse paso entre el pueblo congregado y, por fin, me toca. Por haber hecho la cola recibo un número como el de la carnicería (va por el 110 y tengo el 155) para la zona de información, donde de siete mesas funcionan tres (a ratos cuatro).

Me busco un rincón en donde puedo (no haber madrugado tiene sus inconvenientes: las sillas que hay en la sala contigua ni se ven) y acabo sentada en un escalón, con mi libro abierto sobre las rodillas y un ojo puesto en el panel de los números. Paciencia.

A eso de las 12 de la mañana la cosa parece estar más tranquila, mi número se acerca. El 146, el 147, el 148… Por fin, 155! Me levanto (dolorida ya) y camino hacia la mesa que me ha tocado. Bueno, un chico joven (va a ser cierto que hoy estoy de suerte ;-P).

Pero la juventud en estos sitios… no garantiza nada. El virus de la burocracia no hace distinción y el tipo me mira como si yo fuera un mueble. – DNI por favor. Así, seco, seco. Y yo, que estoy en estos lares por primera vez, trato de sacar conversación mientras él, repatingado en su silla de oficinista bien pagado, teclea mi NIF y suspira.

-Sí, sí, veo que se ha quedado sin trabajo, no?

-Sí, y no sé muy bien qué tengo que hacer ahora.

-Bueno, ¿qué es usted?

-Periodista.

-Ah, sí, periodista (mirada de reojo). Sí, sí, lo veo aquí que de eso ha estado trabajando.

-Sí, efectivamente, hasta el pasado día 20.

-Bien, y usted ¿busca trabajo?

-Bueno, sí, claro, aunque la cosa no parece fácil (blablabla -sí, hablo mucho-)

(Me pide una serie de datos: dirección, teléfono…)

-Vale, pues ya está. Guarde este papel y venga a sellarlo en cada una de las fechas que ahí se le indica.

-Gracias, pero… ¿nada más? ¿Con esto ya se tramita mi solicitud?

-Bueno, con esto queda dada de alta. Pero, ¿quiere usted pedir la prestación por desempleo?

-(ojiplática) Pues claro, estoy en paro.

-Ah, pues entonces tiene que ir al mostrador de nuevo y pedir vez. Seguro que ya tendrá que volver mañana porque hoy (12.20 horas) el cupo está cubierto.

Alucinada aún por la pregunta, recojo mi bolso y mi libro y enfilo hacia el mostrador. Hago cola de nuevo. Me filtro entre los carritos de bebés y efectivamente el amargado me dice que vuelva mañana y pronto. Yo le pregunto (que para eso está y es gratis) que a qué hora empieza a venir la gente y me suelta «Uy, a las siete ya hay cola fuera» con una sonrisa de medio lado que despertó todos mis instintos asesinos.

Me hubiera ido dando un portazo si fuera posible cerrar la puerta con toda la gente que todavía quedaba allí dentro. Mañana no iré porque no puedo, pero el jueves me tendrán a primera hora como un clavo y dispuesta a hacerles perder la paciencia si hace falta. Yo tengo todo el tiempo del mundo y lo mío es mío, me lo he ganado.

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Feliz mesiversario

Por Eva Diz
Si esto fuera un libro, el post de hoy sería esa página previa, casi blanca salvo por ese par de frases que, en realidad, alojan cientos de emociones sinceras.  Y si esto fuera una dedicatoria, sería para vos.

Hace un mes y cuatro días que abrí este blog. Desde entonces, se ha convertido en el altavoz que me permite contaros a todos (conocidos y por conocer) lo que me va pasando en esta nueva etapa de la vida que me ha llegado por casualidad.

Hace apenas un mes y, hoy, al mirar las estadísticas he visto que os habéis interesado por mí más de 1.500 veces… No sé qué decir, a parte de sonrojarme y pensar que ojalá pudiera escribir de tal forma que a todos os siga mereciendo la pena pasaros de cuando en cuando por aquí y así poder seguir disfrutando de vuestra virtual compañía.

Aprovecho el mesiversario pues para deciros gracias a todos los que habéis logrado esa cifra (más de 1.500!!!) y confesaros que cuando me pongo delante de la pantalla (bueno, detrás de la vuestra) me siento como si estuviéramos tomando café un grupo de amigos, hablando de lo divino y de lo humano, contando cada uno lo suyo.

Aquí transcribo cada día mi parte de la conversación, aunque me encantaría que todos dejárais la vuestra en la zona de comentarios, porque todos tenemos algo importante que contar, que compartir.

Ahora que estoy inmersa en ese proceso de reconversión a periodista 2.0 y que, como os decía en un post antiguo, me he dado a los libros de divulgación, me encontré en una de esas páginas que tratan de ayudarnos a desenmarañar la red esta cita de Alejandro Piscitelli. Aquí os la transcribo porque me vi reflejada en ella como en un espejo. Seguro que a muchos os pasa. Ahí va:

«Muchos de los bloggers (…) son tímidos y arrogantes, anárquicos y caóticos, ciclotímicos e inconstantes, oportunistas y buscamundos. Poseen cierto grado de iconoclastia y cierta temeridad, pero también cierta fatiga frente a lo cotidiano y obvio, lo cual tal vez constituye la causa de que solo unos pocos los lean».

Gracias a esos «pocos» que, creedme, para mí sois muchísimos. Feliz mesiversario.

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El dominio

Por Eva Diz
Fiel a mi último post, he dejado el blog en estado de paro vacacional durante la última semana. Seguro que muchos me habéis echado en falta (más os vale!), pero entenderéis pronto mi ausencia: la semana pasada cumplí 31 años, dejé de forma definitiva el trabajo donde llevaba afincada tres años y medio, me dediqué a ir a charlas sobre cómo convertirme en emprendedora y me hice unos macroanálisis de sangre que casi me dejan sin aliento (los que me conocen saben lo duro que fue). Luego, casi sin enterarme, llegó la semana santa.

Total, que lo del paro vacacional fue una mera excusa para tomarme una semanita libre de posts, una semanita para pensar, para escribir mis últimos teletipos, para coincidir con algunos de mis compañeros en las ruedas de prensa, para estrenar año nuevo y vida nueva empezando a encauzar mis próximos movimientos.

Algunos andáis pendientes de esa idea que me ronda, que he ido dejando caer en los post anteriores, en algunos encuentros y varios cafés. Pues bien, la idea ya tiene nombre y dominio en internet: www.zinkfo.com

ZinKfo -esta cosa tan extraña que al principio suena raro, luego engancha- es el resultado de decenas de folios escritos hasta no dejar ni una margen en blanco, es el elegido entre los más de 200 nombres que escribí durante esta semana santa. Es el gran finalista junto con otro que no he dejado escapar del todo y me guardo como as en la manga.

A los que han colaborado en este difícil (de verdad, complicadísimo) proceso de elección, les agradezco infinitamente la paciencia porque estos días no tenía mente para nada más y mis bombardeos y exigencias de opinión eran constantes. Incluso llegué a plantear votaciones improvisadas de lápiz y papel en las cenas de amigos, votos que valen su peso en oro: Sin vosotros, esto no sale.

La búsqueda de un nombre es algo delicadísimo (ahora entiendo a los que sois padres) y en el caso de internet he de advertiros que es bastante frustrante. En la red como en la vida hay pocas cosas o nombres que no se hayan inventado ya… Y encima, hay que ser original pero no pasarse, evitar asociaciones poco apropiadas, vincular el nombre a lo que quieres ofrecer, que sea sonoro y reconocible, que tengas libre el .com y el .es por lo menos, etc, etc… vamos, puro encaje de bolillos.

Hoy hasta me río, pero creedme que ha sido un parto difícil y con dolor (lo siento por todos esos nombres que se han quedado por el camino). Solo espero que el resultado os acabe gustando.

Seguid atentos, pronto habrá más pistas.

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Paro vacacional

Por Eva Diz
Viernes al fin. La semana ha sido larga, larguísima. Los días me duran el doble y el ansia me puede y tengo la agenda hasta los topes. Empiezo y empiezo y nunca acabo. Hay todo un mundo fuera de la oficina los días de diario, si uno mira como miro yo ahora: con semanas interminables por delante, con la oportunidad de hacer todo lo que quiera hacer. Pero a veces quiero hacer demasiadas cosas. Y me agoto.

Para aquellos que han seguido el hilo del blog (los que no, ya saben: lean que es muy sano, gratuito y hasta entretenido), sigo con mi idea en la cabeza, dándole forma, colocándole peldaños al esquema, perfilando el dibujo y poniéndole nombre. Aprendiendo sin parar, en definitiva. Tal vez nunca vea la luz… pero habrá sido igualmente una gran idea. Por el momento, respira y crece, que no está nada mal. Gracias a los que me estáis dedicando tanto esfuerzo,  tiempo (@aabalo) y paciencia (@alberto_magro): sois increíbles.

Con ellos de la mano, y con el apoyo de otras tantas personas (entre ellas, la primera que creyó en la idea @madammerox y se subió al tren dispuesta a acompañarme en el viaje), estoy dando los primeros pasos en ese inestable mundo del emprendedor. Tambaleándome -montaña arriba, montaña abajo, como dice un buen amigo- me he lanzado a la piscina y he descubierto que en el agua -no siempre en calma- hay gente muy interesante y, sobre todo, muy valiente. Ánimo a todos los que ayer compartieron auditorio conmigo en el ParcBit: el simple hecho de intentarlo ya es un éxito. Otros muchos, muchísimos, ni siquiera han llegado ahí =)

Entre una cosa y otra, me veo nadando entre bits y bytes, entre redes sociales, periodismo 2.0, estrategias de marketing por internet, tags, metatags, podcast, videoblogs y otro montón de palabrejas que no me pregunten qué quieren decir porque todavía es demasiado pronto, aún hay mucho, muuuuucho de analógico en mí, para bien o para mal. El tiempo dirá con qué traje me quedo.

Sí, tenéis razón, demasiadas cosas en tan poco tiempo. Vale. Paro vacacional. Va-ca-cio-nal.

Por eso hoy, después de esta primera semana tan intensa, he decidido regalarme lo que queda de día, disfrutar del sábado y descansar el domingo, au idò! Así que, sois testigos: digo temporalmente adiós a mis fogones, a mis teclas y a mi teléfono y me quedo fuera de cobertura. No me busquen, que me encontrarán y me siento tan yo que saturo un poco, he de reconocerlo.

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Loading…

Por Eva Diz
Sigo aquí aunque no me veáis. Sigo aquí y me muevo, lentamente, para no malgastar la energía que estoy recargando para poder dar un poco de forma a todo lo que se me pasa últimamente por la cabeza. Poco a poco he ido tomando asiento, ubicándome y he encontrado el ritmo, la cadencia. Ya no voy corriendo a todas partes, ya no devoro sin saber qué cómo o por qué. Espero, selecciono, pienso, reflexiono, duermo, mastico, paro y observo, y luego, decido. Estoy volviendo a ser más humana, menos máquina. Y eso me hace feliz.

Desde hace tres días, tengo una sensación de libertad que hacía siglos que no sentía. Creo que hasta me siento un poquito más joven (y eso que la semana que viene cumplo años…), más aventurera, más espontánea, más gamberra, más yo.

Supongo que es la fase de barbecho personal que el cuerpo me pedía desde hace un par de añitos. El descanso que precede a una mejor producción de mí misma, Eva 2.0. Para ello, estoy buscando abono ya: me he matriculado en un curso de marketing online de la ESIC y el ICEDM y me estoy dando a los libros de divulgación sobre la red. Navego en una maraña de links y desayuno leyendo páginas sobre Social Media… Y me doy cuenta de que llevo diez años viviendo en la edad de piedra de la comunicación.

Dicen que más vale tarde que nunca; así que, ahí voy, pasiño a pasiño, descubriendo un montón de cosas que hace apenas una semana no sabía ni cómo se escribían. La vida es un aprender continuamente; lo había olvidado y ahora lo estoy disfrutando.

He de añadir que, por el momento, no he echado nada de menos las ruedas de prensa y compenso los encuentros con los compañeros entre declaración y declaración con citas nocturnas en bares de moda (buen cambio, eh, jajaja). Me he impuesto un horario de trabajo y organizo los días en dos rollos de película: en una hago el papel de  ama de casa feliz, cocinera espléndida, cariñosa y comprensiva «madre» de dos mascotas y novia estupenda (tengo que mejorar ciertas actuaciones, lo reconozco); en la otra, hago de estudiante aplicada, agarro mis carpetas y las gafas de pasta, voy a clase y paso horas en la biblioteca, catalán-web-web-catalán.

Sé que es pronto para hacer balance de nada, pero creo que esto del paro me ha venido mejor de lo que esperaba. A veces hasta me da un poco de cosa tanto optimismo. Será la falta de costumbre… Bye-bye.

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La Administración, esa pérdida de tiempo

Por Eva Diz
Mi post de hoy es un hecho real. Es la reproducción de una conversación telefónica que tuve la semana pasada con la Administración autonómica. Todavía estoy tratando de asimilarlo.

Lunes. 11.10 horas. Descuelgo el teléfono y marco el número de teléfono de la Dirección General de Responsabilidad Social Corporativa del Govern…

– (Al otro lado) ¿Sí? Conselleria de Treball, digui.

– Hola, buenos días. Mire yo llamaba para informarme de los cursos y ayudas que tenéis para mujeres emprendedoras.

– Ah, sí. Mira, la chica que lo lleva no está ahora mismo. ¿Puedes llamar en media horita y preguntar por XX?

– Sí, por supuesto. Muchísimas gracias.

(… espero mi media hora y vuelvo a marcar)

– Hola, buenos días, ¿la señora XX?

– Sí, soy yo, ¿quién llama?

– Soy Eva y llamo porque estaba interesada en recibir información sobre formación y ayudas para mujeres emprendedoras. Creo que, en concreto, teníais un curso para mujeres que querían montar su empresa, ¿vais a hacer nuevas convocatorias?

– Mira, ese curso ya se terminó y ahora no sabemos si habrá más. Bueno es que ahora, no sabemos. Mira, la verdad es que fue un curso fantástico, les hicimos un seguimiento de todo y algunas empezaron su empresa.

– Sí, sí, lo conozco. Precisamente, me gustaría saber si se hará de nuevo, no digo ahora, pero en septiembre/octubre, no sé.

– No sabemos. Fue una gran iniciativa, pero era un programa piloto. Nos gustaría que siguiese, pero no sabemos qué pasará.

– Ah, ya, claro, las elecciones. Pero, otros cursos, otra formación de este estilo, o ayudas o subvenciones, no sé. ¿Tenéis un calendario de convocatorias, de plazos?

– Es que ahora no hay  nada ya. Hasta que pase esto (las elecciones), creo que hay una línea de ayudas para emprendedores y empresarios, pero tú ¿eres parada?

– Sí, bueno, lo seré el día 20, pero quería estar preparada, saber qué opciones tengo…

– Sí, pero para todo esto tienes que ser autónoma, darte de alta. Y es un poco complicado conseguir una subvención porque hay muy poco dinero, sabes. Ahora ya no hay nada. Hicimos ese curso de mujeres que funcionó fenomenal. Fue una experiencia estupenda, trabajamos mucho por esas mujeres…

– Sí, sí, eso seguro, pero…

– … y seguiremos con ellas, porque fue un gran proyecto, el apoyo era total y seguirá siéndolo porque estaremos ahí para ayudarlas aunque no estemos aquí. Se creó un vínculo muy fuerte, ¿sabes? (blablablablabla…)

– Sí (tono desesperado, casi irritado), pero yo quiero saber si hay formación o ayudas para que una mujer en paro de unos 30 años pueda montar algo por su cuenta.

– Pues no, ahora no. Lo único es lo que te dije, una línea de ayudas pero para eso has de ser autónoma y presentarte el primer día  primera hora después de que se publique en el Boletín Oficial de la Comunidad (BOIB) con toda la documentación y si te falta un papel pues ya te mandan para el final y ya te quedas sin opción a la subvención. Porque las pide mucha gente, ¿sabes? Pero bueno, si quieres puedes hablar con mis compañeros de subvenciones porque quizás ellos sepan si hay algo más que se ajuste a ti.

– Bueno, no se preocupe. Creo que se me han quitado las ganas de hacer nada. Gracias.

Colgué y pensé: ¿Esto se lo dirán a las pobres mujeres que en plena desesperación del paro se arman de valor y deciden montar una empresita? Puf.

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Mi nueva yo

Por Eva Diz
Iniciado proceso de reconstrucción… Nueva Eva en fase pruebas. Día 1:

(Parafraseando a quien muchos de ustedes saben, jajaja) Hoy es viernes, estoy en mi casa, hace un día de sol espléndido y he amanecido a las 10 de la mañana…

Creo que el balance del primer día de mi nueva vida no está tan mal… He de reconocer que le tenía cierto respeto, pero os informo de que se está mejor de lo que nunca hubiera imaginado. Mi único conflicto vital es saber cómo aprovechar del mejor modo tooooodo el tiempo que tengo. Y en esas ando: estoy debatiéndome entre el dolcefarniente o atender tooooodo ese millón de cosas que tengo en la agenda, y creo que tiraré finalmente por la calle del medio: un poco de todo, sin prisas, sin pausa.

Iré a la biblioteca a renovar y devolver libros, leeré al sol, comeré con un amigo, estudiaré un poquito, haré un rato el vago, me pasearé por alguna tienda a la que tengo echada el ojo… y por la noche, cañas.

Bueno, ¿qué os parece? Mica male, eh… A los que me leáis desde las redacciones/oficinas: ánimo ya queda menos para la hora de salir. Life is out there.

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Sinceramente II

Por Eva Diz
Primero, mis disculpas porque mi reflexión sobre la vida, el trabajo y la felicidad llega un día tarde. Al de ayer le faltaron horas (y fuerza de voluntad, lo reconozco…), y como sé que esperáis mis letras como el café de las mañanas, entono el mea culpa y retomo el post donde lo dejé: sinceramente, ¿lo que hago me llena? ¿Es lo que siempre he querido hacer?

La respuesta, en mi opinión, cambia en función del estadio en el que se esté (no es lo mismo un veinteañero loco por hacerse un hueco que un treintañero con diez años de trabajos en la mochila) y de la trayectoria e intensidad  con la que se viva la vida (laboral, en este caso), así como de otros muchos factores. Lo que nos deja en que hay tantas respuestas posibles como personas. Esta es la mía:

Cuando me dijeron que la plaza la había pedido otra persona y que eso me dejaba fuera de juego, yo llegaba a esa conversación con casi diez años de trabajo a la espalda,  los tres últimos durísimos (y bastante ingratos) , varias mudanzas, un traslado de Galicia-Palma y un cambio de vida radical.

La primera reacción fue considerar que todo ese proceso y esfuerzo era un argumento más de peso que me hacía merecer la plaza y convertir en injustas las normas de selección de la agencia. Quería ese trabajo a toda costa porque de él dependían todos esos planes a corto plazo que, aún sin quererlo, uno se hace para poder seguir tirando con el día a día: viajes, cambio de casa, un e-book, más viajes…

Esa noche no dormí, ni un segundo. Y pensé, mucho. Desprendida ya de la posibilidad que me ataba a ese puesto de trabajo, a su salario y a su estabilidad, me pregunté ¿Pero…esto es lo que yo quería hacer toda mi vida? Entonces, la respuesta salió sola y del alma: no. No lo era y lo sabía, pero no quería indagar en ello porque la comodidad laboral es demasiado gustosa a veces…

A diario -al menos eso me pasaba a mí- uno mira el despertador y mal que bien, se levanta, saca una sonrisa y tira pa’lante. Un día, tras otro, llenando una larga lista de rutinas, por suerte tiznadas de pequeños cambios que a uno le despabilan de cuando en cuando y le dan nuevas razones para seguir perseverando. Y el tiempo pasa, sin que uno casi se de cuenta, cada vez más rápido.

Quizás si todo esto no hubiera pasado, en unos años me habría convertido en de esas personas que se quedan ahí, esperando a prejubilarse y vivir. O, con un poco de  valor, hubiera podido buscar mis prioridades fuera del trabajo y aceptarlo como es: una vía de pagarse la vida real, la que hay después del horario marcado.

Esta hubiera sido mi opción si hubiera seguido en la empresa. Pero, ahora que la veo desde fuera, a punto de cumplir 31 años, creo que me habría equivocado.

Por eso no sé qué haré a partir de ahora, pero tengo claro que hoy por hoy mi prioridad no es tener la comodidad laboral como compañía, tratando de trampear los días para trabajar lo que toca sin quemarse uno demasiado y dejando los sueños para compartirlos con la almohada.

Esta es una profesión muy dura. Me da la sensación que cada día lo es más: demasiada exigencia (en gran parte de uno mismo), demasiada presión y demasiada ingratitud. Y la crisis no ayuda, ahoga: tres que trabajan como cinco, productividad por encima de calidad, beneficios por encima de orgullo profesional.

Conclusión: yo me quedo en esta parada proque me he dado cuenta de que el final de ese trayecto no es el mío. La felicidad está en alguna otra parte. Habrá que aprender a buscar…

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Sinceramente

Por Eva Diz
Estos días ando muy monotemática:  perdonenme, estoy empezando.  Pero el título del blog me lo exige, así que volveré sobre ello. Esta vez, desde una reflexión a la que me gustaría invitaros. Esto no es como la encuesta (que tuvo su éxito, no os creáis), esto es algo sobre lo que todos tenemos mucho que decir. Estoy convencida.

Todo surge de una pregunta que me hice horas después de saber que lo mío con EFE se había terminado y que me ha ayudado mucho (esto del amor, es lo que tiene, que va y viene).

Ahí va:

¿Eres feliz en ese trabajo? ¿Realmente feliz? Si  pudieras hacer cualquier cosa, ¿qué harías? …

Lo dejo ahí por ahora. Pensad. Mañana os cuento lo que yo he pensado.

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Un break

Por Eva Diz
Creo que ya sé lo que quiero. Quiero vivir sin trabajar. Escribir a ratos, cuando el cuerpo lo pida y ganar mucho dinero con ello… Pero eso no va a poder ser. Así que, tomo nota de todos vuestros votos y opiniones (la encuesta sigue abierta) y voy a darme un par de meses al menos para pensar. Para digerir y analizar cuál es la mejor forma de aprovechar esta oportunidad y para aprender un montón de cosas que he descubierto que desconozco por completo. En fin, para recuperar todo ese tiempo que nos roba el trabajo cada día y ser un poquito feliz, chupando del bote común, que para eso lo he engordado durante los últimos años.

Un par de meses de descanso no le hacen mal a nadie. Luego veremos cómo se presentan las cosas y elegiremos.

Eso no quiere decir que pare. Iré tejiendo mi abrigo para el invierno. Pero ahora, toca destaparse, salir a la calle y ver llegar el verano.

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