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Gratis no trabajo

Por Eva Diz

No. Gratis no trabajo. Y punto. Permitidme que recupere y haga hoy más mío que nunca este mantra demoledor que, en los últimos años y alimentado por el ansia de la crisis, ha caído en el olvido y ha derivado en un desprestigio total de la profesión de redactor (on y offline).

No hablo ya de malos salarios, de horarios del infierno o del menosprecio del esfuerzo. Hablo de lo digno y de lo indigno, de lo que ya roza lo indecente. De lo viciado que está todo y de lo poco que hacemos  los que luego nos quejamos… Que de esos conozco no uno sino unos cuantos. La cosa está muy malita, sí, y la estamos poniendo peor. Gracias.

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Pero no me desvío. Sigo con mi mantra: gratis no trabajo. Pero aún trabajaría menos por 3 euros el post. Y que se den por aludidos todos esos que predican excelencia, venden calidad, pero compran lowcost. Esos que pretenden que comprendamos que el precio de mercado es el valor que tiene el trabajo de redactor. Esos que alegan la gran competencia de redactores (la mayoría de dudosa calidad, si se me permite) que existe para que se siga devaluando el precio del contenido. Leyes de mercado. No perdonan.

La historia (una de tantas que os podría contar) empieza con un email aparentemente serio que incluye perlas como las que recojo aquí:

Me gustaría saber si te interesaría aceptar un primer pedido de entre 100 y 200 artículos de 400 palabras, con un plazo de entrega de 3 semanas (1/3 cada semana), y por un precio de 2 Euros por artículo. Podría ser una forma de comenzar a colaborar y confirmar la calidad de tu trabajo y que tú también nos conozcas y veas como trabajamos. Buscamos redactores de calidad, con orientación SEO, y con los que poder colaborar de forma continuada.

Casi nada. Repito y resumo:

  • 100 – 200 artículos
  • 400 palabras cada uno
  • entrega por lotes cada semana
  • redacción de calidad
  • orientación SEO
  • dead line prefijado
  • y… TODO POR 2 EUROS el artículo!!!

Sí, todo por 2 miserables euros. 200 si decides pegarte el tute y escribir 100 artículos interesantes que, a 400 palabras cada uno y teniendo en cuenta que has de pensar el tema, documentarte, estructurar las ideas que vas a contar, redactar y revisar, vendrías a dedicarle una hora a cada uno. Total: trabajando 5 horas al día durante 20 días (fines de semana y festivos incluidos) no alcanzarías ni a pagarte la cuota de autónomo. Eso sí, está claro: si consigues otro trabajito igual, a lo mejor, te da para el autónomo y para pagar la conexión a Internet.

Aún así, la clave de todo -a mi parecer- no está tanto en esas condiciones draconianas que se imponen, si no en la desvergüenza de que a un redactor profesional se le trate como a un contertulio de medio pelo en el programa de Ana Rosa Quintana: Podría ser una forma de comenzar a colaborar y confirmar la calidad de tu trabajo.

¿¡Confirmar la calidad de mi trabajo!? Santa paciencia… Está bien que quieras pagar una cantidad irrisoria por algo (sí, yo también he comprado tuppers en los chinos, con todas sus consecuencias), pero me parece increíble que por esa cantidad alguien pretenda obtener un buen trabajo. En mi opinión, la palabra «calidad» ha perdido ya todo su sentido.

Pero la cosa no termina ahí. La sorpresa es suprema cuando uno continúa leyendo y se encuentra frases como ésta. No solo quieren que seas lo más, sino que se consideran lo más… «Y que tú también nos conozcas y veas como trabajamos.» NO. Gracias. Con este mensaje me sobra y me basta.

Total que, reuniendo toda la educación que a una le queda después de tremendo email, respondo en consecuencia (sí, tengo un modelo de respuesta estándar redactado para este tipo de peticiones que os recomiendo desde YA):

Buenos días XXX,

acaban de  remitirme tu correo. Siento decirte que nosotros no nos dedicamos a este tipo de generación de contenidos de bajo coste. En la agencia trabajamos contenidos de calidad y con profundidad SEO, sí, pero eso conlleva tiempo y esfuerzo por parte de profesionales, por lo que nuestras tarifas están por encima de las que tú señalas.
Un saludo,

En la mayoría de los casos no hay respuesta posterior. Entiendo que la vergüenza es tal que uno opta por callar y seguir buscando. Pero otros, los menos, tratan de justificar eso que, a todas luces, saben que es un auténtico menosprecio al trabajo:

Soy consciente de que el precio que te he ofrecido es bajo y que no se corresponde con lo que debería pagarse por este trabajo, pero no puedo ofrecerte un precio mejor. Hay muchos redactores trabajando con una tarifa de entre 1 y 2 Euros por artículo, y eso hace que la competencia para conseguir clientes sea muy alta y competitiva, lo que nos obliga a aceptar encargos a precios inferiores a lo que realmente valen.

Bien. Lo entiendo. Leyes de mercado y tal… Pero que nadie me pida que comparta esa filosofía de trabajo. En Zinkfo, como agencia proveedora de contenidos,  trabajamos con muchos clientes y todos saben lo que contratan. Y pagan en función de ello. Imagino que los clientes de este sujeto (y el de muchos otros) no tienen ni idea de a qué tipo de contenidos se asocia su marca. Ni quien los redacta. Ni en qué condiciones. Ni qué estudios, formación, criterio o exigencia tienen. Ni a dónde va realmente el dinero que pagan. Allá ellos. A mí sí me interesa.

Y a muchos. Por eso, creo es que los propios redactores, las asociaciones de prensa y colectivos de profesionales del contenido deberíamos velar por que este tipo de situaciones se conozcan: si una agencia busca redactores pagando esta cantidad, que se se sepa, para que el cliente pueda elegir en consecuencia.

¿Que qué propongo? Crear una lista negra, sí. No sé qué opináis, pero creo que a algunos nos ahorraría un tiempo precioso  no tener que contestar a según qué proposiciones indecentes…

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Aprovecho para dejaros unos enlaces donde que merece la pena leer para entender un poco mejor hacia dónde estamos cayendo. Son de hace algún tiempo pero, como veis, el tema sigue al orden del día:

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Lo que cuesta un Community Manager

Por Eva Diz

Las tarifas y los sueldos que cobran los Community Manager y los Social Media Strategist (no, no son lo mismo) han sido y siguen siendo motivo de debate y duda permanente en el sector y entre los propios clientes. Los primeros, porque han visto como una profesión nueva y pujante, con gran proyección, está siendo amenazada por la entrada de cientos de personas que, sin la formación adecuada, acaban por desprestigiar la labor del profesional auténtico y riguroso. Los segundos, porque desconocen el trabajo real y la responsabilidad que exige la gestión en redes y prefieren pagar menos. Siempre.

La idea de que en Internet todo es gratis se ha extendido como la pólvora y ha cuajado en muchas mentes de las cuales es difícil arrancar esa imagen de lowcost que pesa sobre casi todos los servicios que se prestan a través o para plataformas digitales. ¿A nadie le ha llamado la atención la polémica surgida alrededor del anuncio de la aplicación de mensajería Whatsapp de cobrar 0,79 céntimos al año por usar su servicio?

A mí sí: cómo es posible que nos quejemos a voz en grito de que nos quieran cobrar 0,79 céntimos de euro por la aplicación que más utilizamos en nuestros teléfonos y que nadie haya levantado la voz por el coste de los SMS o de la conexión a Internet que nos cobra nuestro operador de telefonía o, simplemente, por el hecho de que todavía, a estas alturas de la película, la conexión wifi a Internet en centros públicos (sedes de ayuntamientos, centros de organismos públicos, plazas, parques o bibliotecas) se ofrezca con tiempos limitados o incluso con cuotas de pago por hora

Bueno, quizás no sean cuestiones muy comparables y, ciertamente, sí  existen grupos de usuarios y consumidores que no han dejado de alzar la voz ante ambas situaciones pero, desde luego, no deja de ser sorprendente cómo se llega a perder la noción del valor de las cosas en el mundo digital… y en el que no lo es tanto. Uno se compra un iPad, se deja una pasta y luego ratea a la hora de descargar una aplicación de pago que podría facilitarle la vida y que, con un solo clic, podría transformar su iPad de un mero juguete de diseño a un centro de trabajo (y sí, conozco casos, así, en plural). Del mismo modo, uno ve las posibilidades de Internet y quiere tener una web y presencia en redes sin soltar un duro.

Tareas diarias de un community manager

Pues lo siento pero NO. Lo gratis no existe, aunque lo parezca. En Internet todo vale dinero, porque el tiempo -¿¡quién lo duda!?- es oro y una buena presencia en red exige mucho, pero que mucho tiempo, esfuerzo, dedicación, recursos, creatividad y conocimiento. Existen profesionales que gestionan la presencia en red de las empresas porque una buena estrategia en red requiere un trabajo profesional y no un primo abriendo un perfil de Facebook. Cierto es que para muchas empresas el primo de Facebook es una opción válida ya que, total, para sus objetivos de negocio, lo más probable es que Facebook ni siquiera les aporte nada. Y están, porque hay que estar, porque está el vecino y está de moda.

Recurro al paralelismo que la situación del Community Manager en España me invita a hacer con la que padece desde hace años el periodismo: cualquiera puede escribir (cuántas veces lo habré escuchado), cualquiera puede ponerse delante de un micrófono, cualquiera puede realizar una crónica de un suceso o sacar una fotografía de portada, cualquiera puede sentarse en un plató de televisión y opinar… Sí, cualquiera puede hacerlo, pero un periodista de los de verdad lo hará de forma profesional, abarcando las perspectivas que sean necesarias, escuchando a su interlocutor antes de rebatir, antes de preguntar, buscando contexto, usando un lenguaje apropiado, hilando fino para que todo sea correcto, adecuado y aporte a la audiencia una visión útil de la realidad que se debate, se narra, se describe. Es, como diría un buen compañero y gran profesional, «elegir entre tener chóped o jamón serrano».

Community Management informe 2013

Allá cada cual, pero es trabajo de los que nos movemos profesionalmente en este entorno insistir en esa diferencia, la que hace que un trabajo tenga valor y, por tanto, deba pagarse por el esfuerzo, la responsabilidad, la experiencia y la profesionalidad del que lo ejecuta. Si me duele algo, yo prefiero a un médico bien pagado y no a un curandero que me ofrezca una consulta gratis; un fisioterapeuta y no un centro de estética donde ofrezcan masajes relajantes… Pero, insisto, allá cada cual porque ahí es donde radica la libertad de elección, en el conocimiento de las opciones, con todas sus consecuencias (sí, letra pequeña incluida y bien grande, si puede ser).

La misma libertad que hoy utilizo en este blog para expresar mi indignación por casos que escucho (cada vez más) y que me llevan a pensar que nunca aprenderemos. Porque buena parte de la situación se debe a nosotros, a los propios profesionales que, dadas las circunstancias (y porque todos tenemos que comer), bajamos los precios hasta cantidades irrisorias que pervierten toda competencia y trabajo digno. Y lo digo desde la más profunda autocrítica, ya que esto no deja de ser una reflexión en voz alta.

Creo que hay que poner más empeño en enseñar al cliente, en defender el valor del trabajo, en insistir en que todo esfuerzo merece ser recompensado y que, además, ésa es la mejor forma de obtener siempre un buen resultado: nadie trabaja igual cuando cree que está siendo justamente tratado que cuando lo hace por sobrevivir. El que paga al día y paga lo que corresponde se merece un trato acorde y muy diferente del que tarda 6 meses en pagar y regatea hasta el último céntimo. De lo contrario estaríamos estafando a los buenos clientes, que son consecuentes y honrados.

La historia se repite…

Muchos periodistas que conozco están apostando por la reconversión de sus conocimientos hacia el medio online. Se forman, se renuevan, trabajan duro y están ofreciendo sus servicios como responsables de gabinetes de comunicación en la red. Se mudan a una profesión nueva, todavía en desarrollo que, por desgracia, ya luce una de las lacras que lucía su profesión anterior: el intrusismo y, lo que es peor, la infravaloración del trabajo. Y no hablo solo de dinero, porque el primo de Facebook podría también cobrar (y muchos lo hacen y no se quedan nada cortos pidiendo si atendemos a su experiencia real).

Es cierto que Internet ofrece costes mucho más reducidos que en el mundo offline para muchísimas acciones, pero eso no significa que sea gratis. Al igual que es cierto que buena parte del trabajo (si no todo) de un periodista es vocación, pero el periodista come y se viste como todo hijo de vecino. Es decir, ha de cobrar por su trabajo, aunque lo haga encantado y le eche más horas que un reloj.

Un gestor de comunidad online y el responsable de estrategias en redes sociales son profesionales preparados, que se han formado (y se forman continuamente) para sacar lo mejor de un mundo cambiante como nunca, de unas herramientas gratuitas en cierta medida que pueden reportar grandes beneficios a las empresas que las utilicen adecuadamente. Esos beneficios pueden ser ventas o imagen de marca, más o menos fáciles de medir, pero lo que ya nadie duda es que están ahí.

Trabajo community Manager

Uno puede lograr grandes cosas llevando él mismo su página de Facebook, pero para hacerlo correctamente, ha tenido que leer y formarse, tiene que dedicar horas cada día a nutrir de contenido la red, a escuchar y hablar con su comunidad, a responder a sus dudas y a atender sus debates. El community manager no está en Facebook o en Twitter pasándoselo bien, está trabajando y con toda la responsabilidad de representar a una marca, a sus jefes, a sus empleados, a sus productos, a sus servicios y, en buena medida, a sus clientes. Y no todo el mundo está preparado para llevar eso con ética, dignidad y, sobre todo, profesionalidad.

Sea como sea, en el sector muchas son las voces que reclaman una guía de tarifas que marque una pauta base para los que aterrizan nuevos en este mercado y no saben muy bien qué pedir a cambio de su tiempo, su esfuerzo y su responsabilidad. Algunos expertos, como Dolores Vela, han ofrecido datos al respecto muy interesantes, con guías sobre cuánto cobra de media un community manager que pueden ayudar a los que estén muy perdidos en el terreno. Aquí os dejo algunos enlaces más:
No obstante, es un debate sin cerrar que hace unas semanas volvía a aparecer sobre la mesa de la Asociación Española de Gestores de Comunidad y Redes Sociales (AERCO), de la que formo parte y con los que comparto que marcar unas pautas no es fácil ni correcto si atendemos al libre mercado y la competencia. Yo no me atrevo a proponer ninguna guía de precios porque, además, en la agencia de marketing de contenidos en la que trabajo tampoco manejamos unas tarifas fijas que se puedan consultar sin más, simplemente porque cada plan de redes sociales, cada estrategia para cada cliente, exige unos recursos, un trabajo distinto.
Aún así, sí contamos con unas premisas básicas y una de ellas es que la labor de un Social Media Strategist y de un Community Manager cuesta dinero porque exige tiempo, dedicación, conocimiento y responsabilidad. Es cierto que siempre habrá clientes que ante un presupuesto nublen la vista y decidan que no van a contratar el servicio porque manejar un Facebook puede hacerlo mi primo. No importa: un cliente que no valora el esfuerzo de un trabajo no te conviene. Y, además, lo más probable es que, con el tiempo, o decida salir de las redes sociales o acabe volviendo a ti para pedirte consejo (y presupuesto, claro).

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Comunidad portAmérica: una red social para emprendedores

Por Eva Diz
Ha costado pero ya está aquí: la Comunidad portAmérica se ha estrenado hoy y ya tiene sus 2 primeros proyectos. Somos muchos los que estamos detrás de esta nueva red social de emprendedores, destinada al fomentar el coworking y el networking entre Europa e Iberoamérica, que busca dar un impulso a todos los que han decidido no quedarse de brazos cruzados y hacer las cosas de un modo distinto. Son muchas las ilusiones (y también los nervios, los miedos, por supuesto). Pero hoy, estamos realmente orgullosos porque en el primer día ya tenemos talento para compartir: primer premio al optimismo. Gracias, de verdad.

Sabemos que Roma no se construyó en un día y el mundo tampoco podemos cambiarlo de la noche a la mañana, pero al menos desde ahora tenemos una herramienta más para intentarlo. Con ella podréis desarrollar proyectos colaborativos, encontrar asesores, nuevos compañeros de viaje en vuestras aventuras empresariales, inversores o simplemente gente que crea en vuestro proyecto, gente que te diga «me gusta», apuesto por ti… Esa palmadita en la espalda que tan en desuso anda (y que tanto se agradece).

Os invito a que la visitéis y a que compartáis vuestro talento, vuestras ganas e ideas con el fin de que, con la ayuda de todos, puedan llevarse a cabo: aunque parezca poco, ese será un gran paso hacia una nueva realidad, hacia otro mundo, uno más digno y más sostenible.

Todos los proyectos que formen parte de la Comunidad contarán con todo el apoyo del Equipo portAmérica y trataremos de difundirlos y visualizarlos a través del hashtag #ComparteTalento. Pero solos no podemos, por eso, desde aquí, animo a todo el que lea estas líneas a compartir ese talento que espero vaya llenando esa nuestra comunidad.

Nada más. Pasad, estáis en vuestra casa: Bienvenidos a la #ComunidadportAmérica

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Gracias

Por Eva Diz

Hoy he recibido un premio. Uno que de esos de los que te hacen sentir realmente orgullosa porque quien te lo da, de verdad aprecia y valora lo que haces. Sin buscar la foto, sin pedir nada a cambio. Sin que ni siquiera lo conozcas… Ese desconocido altruista, en mi caso, se llama Cristina y todo lo que sé de ella, lo he leído. No la conozco en persona, solo en letras. A ella, mis más sincero agradecimiento, no solo por el premio, sino por Comunicar en tiempos inciertos, por sus debates, sus perspectivas y sus pensamientos que, tantas veces, comparto: Desde hoy este blog lucirá siempre, bien alto, su Liebster Blog Award.

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Muchos os preguntaréis que qué es eso del Liebster Blog Award. Pues, bien, se trata de un premio online, parece ser que de origen alemán, que busca dar un impulso a todos esos blogs que, post a post, aportan algo a la comunidad internauta. Como dice Cristina, es el galardón que reconoce el merito de los “pequeños grandes” blogs, esos que, como este diario, llegan a pocas personas, pero que se hacen con todo el cariño del mundo y con la intención de ofrecer contenido interesante que pueda contribuir a crear una red cada día mejor.

Abrir un blog es como estrenar una libreta nueva. La sensación de libertad es inmensa y al principio discurre sin esfuerzo por el espacio en blanco, casi por necesidad. Yo abrí mi diario porque necesitaba escribir, porque necesitaba hablar y porque necesitaba que alguien me escuchara. Muchos habéis sido durante este tiempo (un año hace justo un par de meses) mis lectores en alguna ocasión -para los asiduos tengo un pedestal en mi despacho- y espero haberos entretenido, ayudado u orientado en algún sentido por este mundo de bits y crisis en el que estamos inmersos. Pero según pasan las semanas, la vida se complica a veces y es fácil encontrar una excusa para rendirse y pecar: Hoy no podré hacer el post, hoy no tengo tiempo… Escribir no es tan sencillo como parece si lo que quieres es contar algo relevante o mínimamente interesante para el que lo lee. De eso sabemos un rato los periodistas (algunos más que otros), pero todos lo hemos sufrido alguna vez cuando llega agosto y hay que buscarse la vida para llenar todo ese vacío que dejan los cacareos políticos en época de vacaciones.

Por eso, un premio de un lector se merece un post (¡no! ¡qué digo! todos los post del mundo), porque es el estímulo necesario para seguir escribiendo. Como cada comentario (gracias Roberto, gracias mi querida goma elástica, gracias a todos los que os pasáis por aquí y alimentáis el debate y me animáis la conversación: Sois lo mejor de este diario).

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Así que nada, ahí queda la promesa de que seguiré por esta bitácora, dejando caer alguna que otra idea sobre la red, el periodismo y la vida. Y ahora, a los ganadores del premio nos toca, además de mantener el blog actualizadito, otorgar el premio a otros 5 bloggers que, post a post, hayan sabido darnos eso que a menudo echamos en falta: Buen contenido o un poco de inspiración. Espero que a todos ellos, como a mí, este pequeño detalle les anime a seguir escribiendo 🙂

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Una realidad (in) visible, de Laura L. Ruiz. Por hablar de esa realidad que hemos olvidado mirar y que tantas miradas necesita.

EnREDada, de María José Carmona. Por sus reflexiones sobre el periodismo, sus ganas de escribir y por su ausencia demasiado prolongada ya: Esperamos que la excusa sea realmente buena 😉

La goma elástica, de Ana Cubillo. Por ese rincón en el que grita, cuenta y comenta la realidad que nos ha tocado vivir desde una perspectiva 2.0.

Perrodismo, de Alberto Magro. Mi santo. Por hacer y defender ese periodismo que cada vez hace más falta y cada vez se lee menos.

Muralyart, de Sonia Larraz. Por tener el valor de lanzarse al mundo del emprendedor con la que está cayendo, por apostar por las nuevas tecnologías y por tener tanto arte con los pinceles como con las teclas.

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Adiós, ETA

Por Eva Diz
Adiós. ETA dice que abandona la violencia. Zapatero compareciendo ante los medios. Las televisiones pinchándolo en directo… y yo sudando en el gimnasio, dejándome las piernas en la cinta y con los ojos como platos. Mierda, esta noticia sí que me hubiera gustado cubrirla.

Ya no puedo. Y ahora estoy en casa recordando cómo fueron algunos de los momentos más intensos de mi carrera, porque, por desgracia, llevan aparejado el nombre de ETA.

Cubrí los últimos atentados mortales de ETA  en territorio español. Verano de 2009. Estaba en Palma, trabajando de redactora en la Agencia EFE, cuando a plena luz del sol -en un mediodía perfecto de julio-, una bomba acabó con la vida de dos guardias civiles en el cuartel de Palmanova, en Calvià. Iba a salir a comer cuando supimos la noticia. Ese día no comí. Y no salí de la redacción hasta las doce de la noche: En casos así, trabajas como un loco, llevado por una fuerza que no entiendes muy bien de dónde viene, incluso cuando han pasado más de 12 horas desde que saliste de casa por la mañana.

No negaré que fue muy difícil en lo personal, por la dureza de los hechos -que te golpean con cada tecla que pulsas-, y muy emocionante en lo profesional, al descubrir tu brutal capacidad de trabajo en circunstancias tan extremas. Ahora lo recuerdo como intensísimo. Supongo que entonces no tuve tiempo ni de pararme a medirlo.

Apenas unos días después, un domingo que me tocaba guardia y estaba yo sola en la redacción, otro aviso: «Eva, dicen que ETA ha colocado bombas en varios restaurantes de Mallorca»   . . .ein??!!!!!! Sí, imaginaos como te quedas cuando oyes esto.

Lo primero que hice fue pensar ¿en varios restaurantes de Mallorca? ¡Pero qué coño de información es esa! Es como encontrar una aguja en un pajar con la de bares que hay en esta isla por metro cuadrado. Y yo sola. Mierda. A hacer llamadas, a moverte por la ciudad, a buscarte la vida pero a salir de esta co-mo se-a. El único nombre que me habían dado era Garrigoyeta. Poco podía hacerse teniendo en cuenta que no existía nada llamado así.

Pero salí del paso. Más bien me estalló, estallaron: Hasta 4 bombas repartidas por toda la ciudad de Palma. Una enfrente de la redacción de EFE. Por suerte, esta vez no hubo ningún herido.

El Garrigoyeta resultó ser un restaurante italiano llamado La Rigoleta, pero cuyo nombre, al parecer, en la cinta de la llamada de ETA avisando de las bombas no se entendía bien (!). Es una anécdota que siempre cuento, porque con estas cosas hay que poner un poco de distancia. Si no, no puedes funcionar.

Fue un domingo infernal: Había dormido solo dos horas porque el día anterior Montse (mi fotógrafa) y yo habíamos estado con un caso de corrupción de 9.00 a 6.30 de la mañana en los juzgados, sin movernos ni para comer. Lo de ETA sonaba a broma de mal gusto cuando me llamaron de EFE Madrid para darme la alerta. Otro largo día de verano manchado por las sucias maneras de ETA. Pero resultó bien. Y ese día, sin heridos, sin tragedia. Me fui a casa contenta, satisfecha como nunca. Casi feliz.

Y ese orgullo del trabajo bien hecho no era solo mío. Ni mucho menos. Era de ellos: De mis compañeras de trabajo, Susana López Lamata y María Traspaderne, que respondieron a mi llamada y sin pensárselo dos veces salieron a la calle a por la noticia. Del periodista Alberto Magro, que estuvo al pie del cañón, a escasos metros de las bombas, ayudando en todo momento, contándome por teléfono cada minuto, cada detalle. De la gente de EFE Nacional que estaba ese día en Madrid: Sin vuestros apoyo no hubiera podido. Y, por supuesto, de Montse que, a pesar de haber dormido tan poco como yo y haberme pedido que no la llamara aunque se cayera la isla, respondió al segundo, con unas fotos y una profesionalidad increíbles. Gracias desde aquí a todos porque sois el mejor equipo que he tenido nunca 😉

Escribo esto hoy por primera vez porque espero que no haya mejor día para hacerlo: ETA dice que se va y confío en que lo haga para siempre.

y no vuelvas nunca. Ya has tardado bastante. 43 años. 800 vidas.

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Perdonen las visitas

Por Eva Diz
Ya no sé si me quedan disculpas en el tintero con tantos retrasos acumulados, pero es lo que hay: tengo visitas. Amigos, padres, suegros, primos… la casa llena, la vida feliz y los días escasos. Así, hasta mediados de septiembre.

Pero hoy me he escapado. He arrancado un rato para contaros alguna novedad de esta mi reconversión en periodista online, joven empresaria, mujer para todo.

En el último post os hablaba de mi colaboración con Contenido SEO, ese fue mi primer día. Desde entonces, han pasado dos semanas: estoy aprendiendo como nunca. Redactar para buscador y para usuario. Convencer a los dos. Doble pirueta y mortal. Zas.

No es fácil, pero ahí estoy, SEO, SEO, redactando con mucho cuidado, descubriendo lo relajante que es escribir sobre lugares de vacaciones paradisíacos y el hambre que da comentar las delicias de los mejores restaurantes de Baleares…

Atrás quedan los malos humores de la política, sus mentiras y diretes, los desastres de la crisis, la bajada del precio de la vivienda, la subida del paro o el colapso de las urgencias. ¡Hablemos solo de cosas bonitas! 🙂  Al menos por un tiempo.

Y hablando de cosas bonitas… hablemos de ZinKfo! Como ya sabéis la idea está ahí, siendo cada día más realidad y menos idea, pero con un montón de camino aún por recorrer. Podéis ver ya un esbozo en el blog de lo que será la agencia de marketing de contenidos 3.0 que me quita el sueño . Todavía está en construcción-destrucción-reconstrucción (unas dos veces al día por lo menos, cambios, recambios y más mejoras).

La web tardará aún un tiempo 😦 pero os gustará y, sobre todo, os será muy útil: quiero que encontréis en ZinKfo historias, enlaces e información práctica e interesante, que aprendamos todos juntos a exprimir el auténtico jugo de esta nueva era de internet. Pero paciencia, para eso aún queda mucho y las cosas han de seguir su ritmo para que salgan bien. Si os pasáis ahora por el apartado de Comunidad ZinKfo, veréis que no hay nada aún. Pero lo habrá y espero que os sirva, mucho y bien. Ah! y no dejéis de haceros miembros (ya pensaremos una buena recompensa para los 50 primeros!!! 🙂 )

Bueno, podría estar contando detalles de ZinKfo durante horas, pero ya sabéis: tengo visitas. Os dejo. Pero no me voy muy lejos.

Feliz mitad de semana 🙂

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El regreso

Por Eva Diz
He vuelto. Por primera vez en quince días estoy sentada delante del ordenador, lanzada sobre las teclas. Clic, clac, clic… Ya no recordaba el sonido de las palabras escritas.  Ni la tranquilidad de mi diminuto despacho. Ni la contraseña del email, ni la imagen de mi fondo de pantalla… Vuelvo, nueva, a cero, con arena de la playa pegada a los tobillos y olor a mar en el pelo. Y vuelvo con ganas, con ansia incluso: Por primera vez en mucho tiempo, he estado verdaderamente lejos de todo y cerca de un montón de esas cosas que se escapan a la rutina. Vamos, que he descansado como nunca.

Ahora toca retomar la agenda, planear los días, organizar tareas y seguir sacando buenos ratos para terminar el verano como mandan los cánones. Los cajones de mi mesa están llenos de trabajo pendiente, tanto que no sé ni por dónde empezar.

Sigo en mi paro sin parar. Y en esa línea, hoy inauguro mi regreso con algo nuevo: colaboraré como redactora SEO en una empresa. Toca quitarse los nervios del primer día de encima, aprender y aplicarse 🙂 Ya os contaré.

Feliz semana a todos!!!

 

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Balance positivo

Por Eva Diz
Con los últimos coletazos de julio coronando el almanaque, el calor apretando las corbatas (aunque el señor Bono no sude) y las calles demasiado vacías, toca balance. Cerramos la carpeta de la primera mitad del año y nos apuramos a dar portazo a la oficina hasta que se termine el bálsamo de agosto. Yo también cierro la mía: tres meses en paro y con beneficios (hablo de todo menos del bolsillo, claro)

Tres meses no son nada y se pasan volando. Tres meses ya: da hasta vértigo. Miro atrás y todo aquello que era mi vida antes (ruedas de prensa, estrés, teletipos a cien por hora, notas, comunicados, teléfonos, carreras a pleno sol y horas extra) lo recuerdo como si hubieran pasado mil años. Tres meses puede ser demasiado tiempo.

Supongo que es la forma de medir del que tiene todas las horas del día para sí mismo. Todo empieza cuando terminas el trabajo. Ese día que parece ser el final de toda una  vida. Y lo es.

Comienza otra y todas las decisiones están en la palma de tu mano. Sólo hay que mirarlas y sopesarlas bien. Da miedo. Cuesta pensar en el futuro. Toca desolarse. Llorar (sí, hay que llorar y soltar lastre de cuando en cuando). Y, entonces, rehacerse y escoger un camino, y saber que, si es el equivocado, siempre podrás volver atrás (Lección 1)

Cuando supe que finalmente la plaza de EFE no podría ser mía, decidí escribir un blog (este blog) y el primer post lo titulé «Por pura suerte». Hoy, tres meses y varios días después sé que es el mejor título que he elegido nunca: sí, estoy en paro, como tantísimos otros, pero no me puedo quejar, he tenido suerte.

Sigo siendo periodista, aunque no ejerza; sigo creyendo en la profesión, aunque ahora esté tan perdida; sigo pensando que hay que salvarla, hacerla avanzar, reivindicarla. Nadie lo hará por nosotros.

He tenido suerte porque he vuelto a aprender, he recuperado un tiempo que pensaba perdido y he conseguido sentirme como hacía años que no me sentía: orgullosa de mí misma, de mi trabajo, de mi capacidad y de mi experiencia. Todo eso que, demasiado a menudo, los jefes olvidan.

No negaré que hay días malos (muy malos). Días en los que  vuelve el vértigo, te sientes sola, sin fuerzas. Días en los que quieres correr hacia atrás, volver al nido y conformarte con seguir escribiendo sobre los atascos de la operación salida del verano toda la vida. Pero esos días son los menos.

Así que, mañana iré a sellar mi paro por primera vez y celebraré mis tres meses con una sonrisa. Porque, a pesar de todo -y venga lo que tenga que venir-, ha merecido la pena.

Feliz final de julio 😉

 

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Mal de muchos…

Por Eva Diz
Somos ya tantos que asusta. Cinco millones y subiendo. A veces prefiero no pensarlo, porque cabeza que no piensa, ojos que no ven y para lo que hay que ver… en fin. Yamentienden. Otras veces, sin embargo, me reconforta, sobre todo cuando leo que esta situación sirve para algo y me reafirma en la idea de que hay gente maravillosa en el mundo que tiene muchísimas cosas que ofrecer y, por fin, le han dado el tiempo para hacerlo.

Aún es pronto. El de hoy es su primer post, pero confío en que haya muchos másyRebeca se acabe encontrando a sí misma y, si puede, me encuentre a mí y a tantos otros que, periodistas como ella, no sabemos muy bien qué contestar cuando alguien nos pregunta que qué somos… Periodista, respondo yo habitualmente. Pero he de reconocer que, cada día que pasa, titubeo un poco más al pronunciarlo.

Hoy me he parado a reflexionar sobre ello (gracias a Rebeca y a Cecilia -que me pasó su blog-) y este ha sido el resultado: a día de hoy, soy periodista por dentro, bloggera a ratos y aprendiz a tiempo completo.  ¿Es posible  ser o no ser periodista por tener o no tener trabajo? Es posible casi todo.

  1. Ser periodista y no tener trabajo
  2. Ser periodista y trabajar de otra cosa
  3. Ser periodista y trabajar de periodista puteado
  4. Ser periodista y trabajar de periodista y vivir de ello
  5. Tener trabajo de periodista y ser cualquier otra cosa…

Seguro que se os ocurren más y mejores combinaciones (os invito a dejarlas en los comentarios, aquí debajo). A mí solo me queda añadir una cosa: a estas alturas prefiero ser la opción 1, antes que la 3 o la 5. Eso es lo único que, tras tres meses de paro, tengo claro.

Salud y república!

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Verdades como puños

Por Eva Diz
Mi post de hoy no será mío. Hoy me callo y dejo hablar porque he encontrado una reivindicación que yo no podría hacer ni más alto ni más claro: la de Ricardo Pérez Hernández, a la que me sumo, por supuesto.

La posteo, con su permiso, sintiéndome ya parte de ese mundo digital que carga con tanta crisis y chorreos como el periodismo (llevo pues, ración doble), pero con el factor X de lo intangible…

Aquí os lo dejo. Leedlo, de verdad, y subidlo allí donde podáis porque el trabajo es trabajo y el tiempo es oro. El nuestro también.

Ah, y como siempre, feliz fin de semana 🙂

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