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Periodismo y Twitter

Por Eva Diz

Periodismo y Twitter… No hay ninguna otra red social en la que el periodista se encuentre tan cómodo como en la famosa red de microblogging. ¿Qué será lo que nos engancha a ella? La inmediatez que ofrece para dar una noticia, la notoriedad que otorga como opinadores,  la posibilidad de marcar una agenda paralela a la habitual; la versatilidad de tonos que permite, el contacto directo autor-lector o, simplemente, la libertad y el poder que da al periodista como profesional individual frente a la gran marca colectiva y empresarial de los medios…

periodistas Twitter

La verdad es que Twitter ha abierto de forma definitiva una Caja de Pandora que ya había forzado en su momento la aparición de los blogs y todas las plataformas que permiten al usuario de Internet (en este caso, el periodista), romper la barrera de los medios tradicionales off y online y lanzarse a ser él mismo el productor del contenido: sin intermediarios, sin peajes.

Del mismo modo que ya empieza a haber medios que empiezan solo con una versión online y luego acaban haciendo ediciones en papel especiales para sus lectores más fieles, muchos son los periodistas que han sabido relanzar su carrera a través de redes sociales como Twitter apoyados en un simple blog. Muchos han conseguido trabajo, otros se han consolidado como profesores, colaboradores o consultores externos y otros muchos han decidido dar el paso de montar su propio medio de información u opinión.

periodismo twitter

En la entrevista sobre periodismo en Internet de la que os hablaba en el último post de este blog, también tratamos este tema y salieron cuestiones interesantes que seguro que, como a mí, a más de uno le rondan últimamente. Reproduzco algunas de las preguntas más interesantes para ver si, entre todos, conseguimos alimentar el debate: el espacio de comentarios es libre para todo el que quiera aportar 🙂

¿Consideras a Twitter un medio de comunicación? ¿Se puede hacer periodismo de 140 caracteres?

Sí, por supuesto (aunque muchos no lo crean y lo vean como un juguete con el que perder el tiempo). La tecnología no es buena ni mala en sí, es bueno o malo el uso que le damos. Y, como plataforma, Twitter da la posibilidad a los periodistas de hacer algo que, hasta ahora, solo podían hacer las agencias de noticias: dar Urgentes. Trabajé durante varios años en la Agencia EFE y rara vez vi un Urgente, pero era poco más que 140 caracteres: un titular (sin artículos ni preposiciones) y una frase lanzada de inmediato a la línea de los abonados. Hoy basta cambiar algunos términos para que suene igual: el Urgente de EFE es el tuit; la línea, el Time Line; los abonados, tus seguidores.

Los tiempos han cambiado… Antes un periodista en una redacción tenía los teletipos de EFE, EuropaPress, Colpisa, Servimedia, etc. abiertos mientras escribía. Hoy, todo periodista de 2013 debería tener un Hootsuite (o similar) con X búsquedas grabadas referentes a los temas que está siguiendo ese día. Asimismo, tendría que contar con listas bien organizadas con los perfiles oficiales de personalidades e instituciones de modo que pueda estar siempre al tanto de la información que aportan a través de ese canal. Del mismo modo que uno tiene un filtro en el correo para organizar las notas de prensa que le envían, las listas de Twitter permiten organizar la información de forma muy útil.

Pero, ante todo y sobre todo, un periodista en Twitter tiene que hacer de periodista: cribar, analizar, investigar, profundizar… No es hacer periodismo sacar en la televisión un reportaje sobre qué se dice hoy en Twitter o maquetar una página con los Trending Topic del día…

¿Como pueden utilizar los periodistas Twitter a su favor?

Primero: para crear su marca personal como periodistas. Yo sigo a los periodistas que sigo por lo que comparten en sus redes, no por el medio al que pertenecen (si es que pertenecen a alguno) y cada vez más esta tendencia se hará más patente. Hoy en día todavía mandamos las generaciones del papel, pero los niños de la generación iPad serán totalmente diferentes: ellos habrán crecido con el periodista, habrán tuiteado con él, no enviado una carta al director. Ellos querrán leer a ese periodista y no a otro porque les ofrece el contenido que ellos aprecian. Nuestro trabajo es ser ese periodista, no trabajar en tal o cual medio.

Segundo: para su rutina laboral diaria. Para informar, para encontrar buena información (enlaces, documentos, datos interesantes que se nos puedan haber escapado…), para ponerse en contacto con personas que tengan historias interesantes que contar, para relacionarse con otros compañeros, para escuchar a sus lectores… Ser un buen curator de contenidos en un mundo plagado de información es complicado y muy apreciado. Esa es la nueva labor del periodista, eso se espera de nosotros.

 ¿El perfil de un periodista en Twitter pertenece a los medios de comunicación o a los propios periodistas?

Esto está muy ligado a mi idea de que Internet devolverá la esencia al periodismo, el poder a los periodistas… pero dejará a los medios –tal y como los entendemos hoy- fuera de juego. De ahí que muchos medios quieran apoderarse de la cuenta de sus periodistas, porque todavía creen que el periodista se lo debe: “te siguen porque eres periodista de esta radio”.

Lo siento, pero no lo veo así. Un periodista es dueño de su cuenta de Twitter a menos que, por contrato, así lo haya decidido, en cuyo caso debería informar a sus seguidores de que su cuenta no es personal sino la cuenta oficial del periódico/radio/tv. ¿Los medios que plantean esto se plantean también apoderarse de las frases que sus periodistas dicen sentados en la mesa de una cafetería o en la cola del supermercado? Cada medio tiene su perfil en Twitter, que lo usen como deben. Para mí, esos intentos de controlar los perfiles de cada uno de sus periodistas es solo una prueba de su miedo a perder el poder que durante tantos años tuvieron sobre la audiencia.

#Ahílodejo…

 

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El inmovilismo de los medios

Por Eva Diz
Antes era suscriptora de dos periódicos, ahora leo mi Google Reader. Sí lo confieso sin sonrojo. Antes llegaban a la puerta de mi casa dos periódicos, uno local y otro nacional, en papel, recién salidos de imprenta y con páginas y páginas en las que invertir al menos una buena hora cada mañana.

Poco a poco, fueron adelgazando, ofreciendo poca o ninguna información que no hubiera leído el día anterior en Internet. Empezaron a fallar en los contenidos: carencia de análisis, datos sin sopesar ni digerir, periodismo de declaraciones e insultos, temas manidos, demasiado pegados a la agenda diaria marcada por políticos e instituciones, ausencia de historias humanas, noticias planas… Y malas noticias. Solo malas noticias.

Periodismo-RamonetFallaron (y fallan) en lo básico, y también en las entregas: imagínate que pagas la suscripción a un periódico y, domingo tras domingo, nunca te llegan los suplementos. Imagina que te quejas y te dicen que lo van a arreglar. Imagina que les das una oportunidad… Y nada cambia. Solo que además, de cuando en cuando, no es que no te lleguen los suplementos, es que el periódico no llega o es que si llega no trae nada de interés que merezca la pena el pago que haces (en mi época, eran unos 400 euros al año).

Pues bien. Soy periodista, a mi casa ya solo llega un periódico en papel (local) y no trabajo en ningún medio porque el mercado está como está (o como han dejado algunos que esté). Nadie paga por algo que no cumple sus expectativas, nadie paga por algo que no vale lo que cuesta. Y menos por algo que puede leer en Internet casi al mismo tiempo que sucede. ¿Es injusto? Puede. ¿Internet es la muerte del periodismo? No lo creo en absoluto.

Datos Periodismo DigitalLo que trato de decir es que los tiempos cambian… pero los medios (los de siempre) no. Mis necesidades informativas son otras muy distintas a las que tenía hace 5 años, en un mundo muy distinto al que existía hace 5 años. Y ante esto, no vale llorar por la bajada de beneficios, hacer EREs en las plantillas, recortar salarios hasta dejarlos exiguos, pretender que los periodistas trabajen 24/7 y que no bajen un ápice su calidad, abrazar la autocensura, rendirse a sus intereses políticos/económicos… No sé cuál puede ser la mejor solución para mantener a salvo a la prensa pero, desde luego, no creo que sea aceptar o defender el inmovilismo de los medios.

La prensa tiene que enfrentarse a un cambio, a una revolución, pero reducir costes e inversión no es la vía para hacerlo. Cierto, estamos en crisis. Todos estamos en crisis. Pero para salir de ella no basta quedarse en casa haciendo lo que siempre hemos hecho, ganemos o no algo con ello. Donde ahora hay pérdidas, antes hubo beneficios. Y no, los periodistas -al menos la gran mayoría- no hemos vivido por encima de nuestras posibilidades… Porque nuestras «posibilidades» nunca fueron muy altas. Es una cuestión de valentía. De saber (y querer) empezar de cero.

Pero los que mandan actualmente en los medios de comunicación parece que ya no creen en el negocio y han preferido invertir sus ganancias en otras cosas. Algunas con más y otras con menos éxito, pero desde luego, solo los «locos» parecen querer invertir en la prensa. Y así es muy difícil ganar batallas.

Pero algunas se ganan. Y, como mínimo,  merece la pena intentarlo. Hay pequeñas batallas que, al menos a mí, me parecen grandes victorias porque representan la luz al final del túnel, aunque esta sea tenue y parpadeante. Os dejo algunos artículos que hablan de esta nueva línea de publicaciones que están sabiendo abrirse camino en la era de Internet en España. No sé si éste es el camino final por el que acabará yendo el periodismo… Pero se le parece.

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Reflexiones de una periodista anfibia

Por Eva Diz
He estado ausente en este último mes y medio. Los cambios en la vida siempre exigen su tiempo y obligan a una casi completa dedicación. Ahora, con la mudanza terminada (aún queda alguna caja de libros por deshacer, pero eso ya no me agobia), mis 32 años bien puestos y mis casi 13 meses de periodista por cuenta propia me paro y miro atrás. Me parece lejísimos aquel día de marzo en el que abrí esta bitácora con un post que ahora leo con muchísima nostalgia: Por pura suerte.

Al final sí, parece que fue una suerte eso del paro. En apenas un año, siento que he avanzado a zancadas de gigante, que he crecido aunque siga midiendo metro sesenta: es como si toda la pausa que me habían impuesto mis 11 años de trabajo full time en prensa se hubiera transformado en adrenalina. He hecho un posgrado en Marketing Online (que desde aquí recomiendo a todos los periodistas que estén sin saber muy bien qué hacer con su futuro o que quieran darle un giro diferente a su profesión) y estoy a punto de terminar un máster en SEO, especialidad que espero seguir perfeccionando y practicando de la mano de alguien que ha creído en esta nueva yo desde el primer momento: Gracias Zinqin, gracias Esmerarte y más que gracias Contenido SEO, por las oportunidades, la profesionalidad, la paciencia y los consejos. He tomado buena nota de todo ello y estoy orgullosa de poder decir que ZinKfo es hoy una pequeña parte de vuestro gran proyecto.

He hecho tantas cosas y han cambiado tantas otras que incluso he pensado en que ya va siendo hora de cambiarle el nombre a este blog… Porque, casi desde el principio, no tiene mucho sentido.

La formación ha sido básica en este tiempo para mí: Lástima que en el país de los recortes y la amnistía fiscal, un parado no pueda desgravarse su inversión en formación ni obtener ayudas para estudiar lo que quiere cuando los cursos que ofrece el estado están muy por debajo de su nivel profesional. Es la cruz del parado universitario, que tiene que mentir en su currículo para optar a un puesto de trabajo que nada tiene que ver con lo suyo (porque de lo suyo no hay ni se le espera) para cobrar el sueldo mínimo, si eso. Ay, país, país.

Sí, aunque la sensación general de hastío, decepción, pesimismo y abandono pueda resultar contagiosa, existen aún muchas personas que cada día luchan por cambiar eso, por demostrar que las cosas se pueden hacer de otro modo. Quizás el camino no sea tan fácil como antes, pero desde luego es mucho más emocionante. Personas anónimas entre las que, si estás leyendo esto, seguro que te encuentras tú… y puede que aún no te hayas dado cuenta. A mí me pasó eso. El paro fue el impulso para creer en mí misma, como profesional independiente, como gestora de información que no necesita un medio para saber hacer bien su trabajo. Y me ayudó a ver que, quizás, quienes nos forman han equivocado la manera de prepararnos para la vida real.

Nos han acostumbrado a otras cosas. No somos una generación de lucha y esfuerzo, como sí lo fue la de nuestros padres y, mucho más, la de nuestros abuelos. Bueno,  mejor dicho, no éramos. Hasta hoy. Porque ya somos muchos los que hemos decidido decir basta.

Es hora de dejar de mirar al pasado y tomar las riendas del futuro por nosotros mismos, sin esperar a que otros tomen las decisiones y evitar así que el mañana siga siendo constantemente algo incierto y ajeno.

Es el momento de capitalizar nuestro talento, de dejar de lamentarnos en que nadie cree en los jóvenes y empezar por creer nosotros en nosotros mismos.

Nunca he sido una optimista, como mucho realista (sino pesimista en muchos casos). Por eso me sorprendo al ver que, cuando la gente me define y destaca algo de mí, es precisamente eso que nunca creí haber tenido: energía positiva, optimismo, ganas, fuerza… Y eso me hace pensar que todos somos bastante más fuertes de lo que creemos, no digo en lo personal, sino en lo profesional. El problema es que no nos han enseñado a hacernos valer, a defendernos como profesionales independientes. Hemos sido enseñados para formar parte de un gran engranaje de piezas intercambiables. Porque les interesa que seamos prescindibles, sustituibles, reemplazables. Porque las empresas se nutren con esa incertidumbre, que les sirve para bajarnos el sueldo y apretarnos la vida.

Pero nunca mais, conmigo que no cuenten. En este último año he visto y aprendido demasiado (los días difíciles, aunque duelen, ayudan también mucho). Tengo mi empresa, Zinkfo, mi agencia de marketing de contenidos a la que trato de impregnar una nueva filosofía, un modelo de negocio diferente, en el que el valor de los profesionales que la integran es el auténtico valor de la empresa. Todavía está en pañales, nos queda muchísimo por andar, a pesar de que en estos sus primeros meses ya ha caminado lo suyo. Pero, por suerte, nunca se deja de aprender. Hay mucho que redefinir, muchos esfuerzos que invertir para poder despegar de verdad. Pero las cosas hay que tomarlas con calma para poder verlas en toda su perspectiva. Y reconocer los avances, para tener las fuerzas necesarias para continuar. Aprender de los errores, de lo malas compañeras que son las prisas y mirar siempre adelante, aunque a veces cueste.

Podría hacer un post eterno. Escribir cada hora, sin parar, gritar con cada tecla que merece la pena intentarlo siempre. Pero tengo que ponerme con otros proyectos, que haberlos hailos y, además de darme de comer, son realmente ilusionantes. Ya os iré contando. Como siempre, nos leemos.

Gracias por compartir y espero vuestras sugerencias para darle un nuevo nombre a este blog 😉

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SEO para periodistas (II)

El periodista SEO… Imagino que después de la versión SEO para periodistas (I) de la semana pasada muchos os habréis animado a pensar en ello como una opción. Pues bien, hoy vengo a azuzar las ganas un poco más. El SEO tiene su ciencia, como todo, y no se aprende de una día para otro, pero hay profesionales que lo tienen más fácil que otros. Sí, los informáticos, pero también los periodistas. Redactar bien es una de las claves para un buen posicionamiento. E, insisto, redactar bien, que no escribir -la literatura pura y dura, dejémosla para los ebooks-, porque escribir bien para web consiste, básicamente, en hacer una cuidada redacción periodística… de las de toda la vida.

¿Cuáles son las claves para hacer un artículo perfecto para SEO? Eso quiero contaros hoy. O eso voy a  intentar. Espero no defraudar y aclarar alguna que otra duda. Y si algo no cuadra o me dejo trucos en el cajón, invito desde aquí al Señor Muñoz –uno de los expertos invitados a mi máster en buscadores y artífice de este reto- a que nos dé algún buen consejo que llevarnos a la práctica 😉

La pirámide invertida: el Big Bang.

La pirámide invertida. Sí, con ella empezó todo. Aún cuando no había ordenadores, ni bits, ni bytes. La tecnología siempre ha marcado al periodista. Y, cuando digo tecnología, hablo de aquel telégrafo que funcionaba a ratos, cuando quería, y que dejaba las noticias a medio contar. Para evitar que la redacción se quedara sin lo realmente importante, el aguerrido periodista de entonces escribía en un orden piramidal, de mayor a menor importancia, todos los detalles del suceso. Bien, pues, siglos más tarde, con las pantallas táctiles dominando el mundo, la técnica básica sigue siendo la misma. Empezar por el principio, por redundante que sea. Esa es la clave: el qué, el cómo, el cuándo, el dónde y el por qué (si se supiera).

Un periodista digital debe conocer y manejar la pirámide invertida mejor que el teclado de su iPhone. Ha de saber que el internauta es un lector inquieto, insaciable, ansioso e impaciente y que no se quedará con un texto a menos que ese texto le dé lo que le tiene que dar. Hasta ahí casi como en el papel: Tu compites con el resto de secciones de tu periódico, de tu informativo de tele o de tu programa de radio por su atención. Solo que, en Internet, esa competencia se eleva a la máxima potencia. Y, para rizar el rizo, has de conquistar no sólo a tus lectores, sino también al buscador, que será el anfitrión de la fiesta que te presentará (o no) a nuevos lectores. ¿Difícil? No, exigente.

Bien lo saben los periodistas de agencia, que llevan la pirámide invertida por bandera: Lo principal sobre lo secundario (aunque sea más mundano y menos lucido), lo concreto sobre lo abstracto, lo descriptivo sobre lo adjetivo, lo palpable sobre lo imaginable. Directo, simple, conciso, eficaz. Comprensible, claro. Fácil de leer. Y de entender.

Ingredientes para una buena redacción SEO:

  1. La pirámide invertida para redactar los contenidos. Esta recomendación no es mía sino del gran Guillermo Franco, autor del mejor libro de redacción web: Cómo escribir para la web  (¡gracias Iván!) Sin embargo, no negaré que tengo mis reparos: Yo soy de las que defiendo que alguna que otra metáfora a tiempo, bien medida y bien usada no entorpece, es más, enriquece el texto…
  2. El título principal. Es tan importante que debería ser el primer punto de nuestra lista. Pero quisiera tratarlo aquí para no robarle protagonismo a la pirámide, base de todo lo que sigue. El título es el gancho, la única oportunidad que tenemos de ganarnos al lector y lograr que se quede con nosotros. En Internet, seguimos rizando el rizo y la victoria nos la jugamos en las tres primeras palabras de ese título: O convencen o la mayoría ni siquiera hará clic cuando aparezcamos en Google. No os digo nada cuando mandemos el enlace a campar por Twitter: cero RTs.
    Por eso, el título hay que elegirlo antes que nada y distribuir bien el resto de la información. Y aquí sí que tenemos que quitarnos el traje de escrúpulos periodísticos old-style:
    Títulos con cifras (incluso mejor si empiezan con una cifra -sí, duele al principio, pero luego uno se acostumbra)
    Títulos con estadísticas, el título de porcentaje, el «uno de cada tantos…»
    – El how to… Cómo hacer esto, cómo conseguir lo otro, cómo aquello, y así hasta el infinito.
    – El título preguntón: ¿Sabes qué tiene la zarzamora…?
    – O el título apocalíptico: Cosas que nunca debes hacer si…
    – Ah, y los dos puntos: El efecto de moda (ya lo abusa hasta El País)
  3. Las palabras clave, al principio. Si queremos posicionar bien, los conceptos esenciales de nuestro contenido han de ir al principio del primer párrafo. Y luego repetirlos poco a poco, a lo largo del texto, con un ritmo natural. Nada debe sonar forzado o artificial o los buscadores nos penalizarán y nadie querrá leernos. Por cansinos.
  4. Una idea por párrafo. Si queremos contar demasiadas cosas en muy poco tiempo o espacio, fracasaremos estrepitosamente. Tenemos que procurar que no haya demasiadas ideas por párrafo y que las frases sean cortas, directas, para mejorar la fluidez de la lectura y facilitar la comprensión. Y esto se puede aplicar también al papel, aunque la prensa escrita juega con una ventaja: Su lector es más atento que el nuestro. Adiós a mi adorado párrafo largo. Snif.
  5. Palabras conocidas y sencillas. «Escribe/locuta para que te entienda tu abuela», esta frase que me dijeron durante la carrera siempre me funcionó cuando trabajaba en la agencia (aunque a veces la olvide) y creo que en su aplicación en la red sigue teniendo vigencia. A la hora de redactar para web hay que optar por un lenguaje simple y huir de palabras demasiado técnicas o sofisticadas. La gente busca información en Google con los mismos términos que utiliza en su vocabulario habitual, así que, si queremos ser encontrados, más nos vale ser cercanos y conectar con la gente. (Ojo, no coloquiales, que hasta ahí, aún hay un trecho).
  6. Temas útiles, divertidos, únicos o polémicos. Como la vida misma. Si quieres que te lean, has de dar algo a cambio. No solo de buena redacción web vive el lector. El que busca en Google, encuentra tu post y lee quiere aprender, que le resuelvas una duda, un problema, que le cuentes algo muy interesante o divertido, que seas el primero en hacerlo o bien el único que lo hace. Pero tienes que dar algo. Y si das algo bueno, tranquilo, porque tendrás un enlace y una recomendación (un Tweet, un Me Gusta o un +1 asegurados).
  7. Las formas importan. Más allá de los que marque la maquetación básica del periódico, tú eres el que rellenas el titular principal, el antetítulo, el subtítulo, la entradilla y los ladillos. En la web, igual. Hay que tener especial cuidado con los detalles de distribución de la información en la página. A cada concepto fundamental darle una forma diferente, importante para el lector e imprescindible para que los buscadores sepan hacerse una idea más completa (y positiva) de nuestro contenido. Esas llamadas de atención han de colocarse siempre de mayor a menor. De lo más importante, a lo menos. Si os atrevéis con el código, en la parte de <head> encontraréis unas etiquetas h1, h2, h3… que vendrían a ser como subtítulos ordenados por tamaños (por importancia).
  8. Negrita, para destacar. Las formas importan mucho y, una de las que más importa -al menos a los buscadores- es la negrita. Al buscador le sirve para saber qué palabras consideramos más importantes o representativas de nuestro contenido y al lector le ayudamos con su lectura en diagonal, tan cómoda ella.

La magia de lo hipertextual

Pero no hay pirámide invertida a la que agarrarse si no se tiene en cuenta la realidad de la web, su auténtica esencia: su naturaleza hipertextual. La gran diferencia con el papel, la interconexión que puede haber entre un texto y otro y otro y otro y otro más… Así, hasta donde el lector quiera llegar. Bienvenidos a la lectura poliédrica. Existen infinidad de puertas y el lector/buscador puede entrar por cualquiera de ellas. Nuestra labor consistirá en conseguir que, entren por donde entren a nuestra web, la vean entera. Y les guste.

Esta es mi bala en la recámara. Harina de otro costal que ya tocaremos en el próximo post. Sólo deciros que…

To be continued.

 

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SEO para periodistas (I)

Por Eva Diz

SEO para periodistas. Quizás tenía que haber empezado por aquí y nos hubiéramos ahorrado muchas preguntas (y yo hubiera ganado muchas visitas, captando vuestra atención hacia un futuro que promete y que puede darle una salida digna a eso de escribir y ser útiles). Cuando empecé a hablaros de mis nuevos proyectos como periodista SEO,  se me olvidó contaros bien qué era exactamente eso (fallo garrafal imperdonable en periodismo: ¡Nunca te olvides del qué!).

Soy consciente de que sois bien espabilados todos y creo que -con un apunte de aquí, una lecturita de allá y algo que os he comentado en otros posts- ya os habéis hecho una pequeña idea. Pero aún así, creo que os debo una buena explicación: el SEO puede abrir un futuro para muchos de los que nos dedicamos al mermado oficio del periodismo, la comunicación y las varietés (porque en esta profesión, señores, uno puede llegar a hacer casi de cualquier cosa).

Después de una buena cura de desintoxicación, perdida sin 3G en mi querido rural gallego, volví a Palma, a mis rutinas. Mi ordenador, mis horas de lectura geek, mis instapapers… y a mi máster en buscadores. Año nuevo, módulo nuevo: Posicionamiento, puro y duro. Hala. ¿No querías SEO? Pues toma dos tazas.  Y se agradecen. Por fin, SEO, SEO

Pero cuando iba a ponerme a escribir el post de la semana… entonces me di cuenta: Eva, te has dejado muchas cosas en el tintero. Pues sí. Me he dejado lo básico: Nunca os he contado, de verdad y en cristiano, qué es el SEO.  Y hoy pienso enmendar el error. Pasen y lean.

El SEO es, es… como hacer magia con las palabras. En realidad, es un conjunto de técnicas (redacción, análisis de palabras y contenido, optimización de código, generación de enlaces…) que hace las páginas web más accesibles y amables para los buscadores. Una serie de retoques y buenos modales para gustarles más a Google y compañía y hacer que vuelvan a visitarnos.  Pero, sobre todo, para que, si les preguntan por algo que está relacionado con lo que hacemos, los buscadores hablen bien de nosotros. Cuanto mejor hablen, mejor, porque querrá decir que estamos bien posicionados…

… Y estar bien posicionado en Internet significa que una página web aparezca hasta cuando no la buscan directamente, significa que tu sitio web esté entre los primeros resultados del buscador cuando alguien realice una consulta sobre un tema determinado. Es decir, si tienes un bar de tapas y quieres triunfar como la coca-cola entre la gente que visita tu ciudad, has de hacer una buena estrategia SEO para tu web para que, cada vez que alguien busque «bar de tapas tuciudad», encuentre el tuyo el primero.

¿Y cómo puedo hacer una estrategia SEO para mi sitio? Bueno, sin entrar en detalle y para que os quedéis con lo básico (no usar sin la supervisión de un experto), tenéis que tener en cuenta dos cosas fundamentales:

  1. Las famosas palabras clave: Pensad qué 4-5 palabras (o expresiones) definen mejor vuestro sitio web (su idea de negocio, sus servicios, su contenido), hacer una lista con ellas (y sus derivadas más cercanas) y utilizarlas en vuestros textos con cierta frecuencia (sin abusar, de forma natural). Es importante que aparezcan también en el código HTML que da forma a vuestra página web (buscad en <head> las etiquetas <title>, <meta description> y <meta keywords> -esta última ya no importa mucho, pero nunca está de más- y aseguraos de que en ellas aparecen las 4-5 palabras principales de vuestra web, sin repetir, ojo.
  2. Los escurridizos enlaces entrantes: Son los links que desde otras páginas enlazan a nuestra página. Son la clave de la popularidad, como en la vida misma: cuantos más amigos y de más calidad tienes, más popular eres. Por eso, no vale cualquier enlace. Es importante conseguir enlaces de sitios bien vistos por el buscador. Y, a poder ser, con una temática relacionada con la de nuestra página. Para empezar con buen pie, podemos dar de alta nuestro sitio en el Open Directory (Dmoz) gratuito y muy fácil de usar. Y luego ya se sabe: Family, friends and fools si sus webs son de la misma temática que la nuestra. Y haceos una lista de sitios similares que os interesen y camelaros al webmaster para que os tienda un enlace 🙂

Pero no todo acaba ahí: No vale que hagas una gran estrategia SEO si no tienes buen contenido. Si lo que ofrece tu página no es atractivo, interesante, útil, si no está correctamente redactado o mínimamente bien diseñado. Y aquí es donde enlazo con lo que os decía: El SEO es un complemento perfecto para un periodista. El periodista es capaz de ver las buenas historias, es capaz de encontrarlas entre el mundanal ruido que campa por Internet. Es capaz de analizarlas, escribirlas y presentarlas al público de una forma atractiva… El periodista en Internet, el redactor digital de verdad debería saber cómo hacer que su contenido se lea más, cómo lograr que llegue a más personas. Tanto si escribe para un medio como si decide hacer información para páginas sectoriales, de empresas, blogs temáticos u otro tipo de medios colaborativos. El periodista web no debe olvidar que tiene 2 audiencias: los robots y los internautas. Y ha de convencer a los 2.

Los tiempos han cambiado y un periodista tiene que saber escuchar, detectar, cribar, escribir, grabar, presentar y, ahora también, difundir la información. Y en la democracia monárquica de Internet, donde el contenido es el Rey y el SEO su mano derecha, el dinero no es excusa. Lo que importa es el saber. Que no ocupa lugar, pero exige tiempo.

Use with caution.

 

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