Guest blogging… ¿sí o no?

Por Eva Diz

Guest blogging… ¿sí o no? Es la pregunta de moda, el tema del que todo el mundo habla (y, sí, por supuesto, yo no iba a ser menos ;P). Se ha vuelto a sembrar el caos, la duda. Ha llegado la crisis de muchos, el hambre de otros. ¿Es un problema hacer guest blogging? ¿Me van a penalizar si sigo compartiendo mis artículos o colaborando en otros blogs? ¿Se ha terminado la breve (pero intensa) historia del autor invitado?

Okay, I’m calling it: if you’re using guest blogging as a way to gain links in 2014, you should probably stop. Why?

Sí, amigos, sí. Google la ha vuelto a liar parda. Hace unos días, el más dicharachero y mediático de sus ingenieros, el omnipresente Matt Cutts, ha soltado una de esas perlas que son capaces de hacer temblar los cimientos de muchos negocios construidos alrededor de este nuevo espacio virtual y del Gran Buscador que todo lo sabe.

Señores, paren las rotativas. O no…

Volvamos a la pregunta: Guest blogging… ¿sí o no? Si hablamos de posicionamiento web, SEO y estrategias de generación de enlaces (Link Building) pues no me queda otra que tirar del gen natural y contestaros a la gallega: depende. Depende de un montón de cuestiones, algunas sobre las que tenemos control directo, otras sobre las que no. Pero todas juntas hacen que aquella panacea que se nos presentaba en noviembre de 2012 cuando escribí aquello de ¿qué es el Guest Blogging? y las plataformas de Guest blogging en castellano un camino de corto recorrido. Sobre todo para los que basen su negocio en él o pretendan sustentar su estrategia de posicionamiento natural en buscadores en esta técnica de autor invitado.

Matt Cutts Guest Blogging

Aprovecho y respondo así desde aquí a Nicolás, que dejaba aquí un comentario hace unos días señalando la nueva aventura en la que él y su equipo se habían embarcado: un sitio en español para empresas que quieran hacer guest post. Ellos redactan y, con una buena red de distribución y plataformas en las que ubicar el contenido, ofrecen al cliente al final de mes una cifra x de enlaces de calidad a los sitios web de esas empresas. Buena idea, ¿no?

Buenísima… Hace un año.

El guest blogging como técnica para conseguir enlaces de calidad se va a acabar, Nicolás. Lo siento, pero es lo que creo. Cierto es que Cutts dice mil y una cosas por segundo y que algunas de ellas son simples amenazas que se las lleva el viento, pero, en este caso, me da la nariz que algo de esto va en serio. De hecho, sé de buena tinta que hay empresas internacionales de bastante entidad en Internet (es más, cuyo negocio es solo la venta por Internet) que han recibido llamada directa de Google y penalización por abusar de esta técnica.

Yo misma considero que se ha abusado y se abusa de esta fórmula para conseguir enlaces de calidad que beneficien al posicionamiento. Si se lee con detenimiento la definición que escribí en 2012 acerca de lo que representa hacer guest blogging y de cómo debería hacerse, muy poco es aplicable a lo que últimamente estábamos viendo todos:

  • Contenido mediocre por toneladas,
  • peticiones para participar en tu blog automáticas que te entraban en el email por decenas (al día),
  • artículos que poco o nada tienen que ver con la temática de tu blog,
  • textos con insufribles faltas de ortografía y errores gramaticales de libro,
  • artículos rehechos a partir de otros artículos (descaradamente y sin pudor)

En fin. Hablo por experiencia. Una vez intenté editar uno de esos artículos que me llegó desde el otro continente. La temática era interesante (dominios ccTLD) y encajaba perfectamente con mi blog. Contactó una chica muy amable, me pidió respetuosamente un espacio en mi blog y yo le pasé mi lista de sine qua non. Ella accedió.

Guest blogging SEO

Tardó más de una semana en enviarme el artículo y yo pensé que eso se debía a que lo estaba preparando a conciencia (a mí, personalmente, escribir una entrada aquí nunca me lleva menos de 2 horas, por corta que sea, y no cuento la fase información/documentación). Recibí un texto eterno (bien, yo también soy de párrafo largo), con 2 faltas de ortografía por frase: sí, en alguna frase toooodas las palabras tenían algo mal.

Traté de editarlo. Dos veces. Nada. Lo dejé.  Me puse de nuevo y llegué a editar hasta 300 palabras… Y abandoné: le iba a regalar a una persona (empresa) un enlace desde mi blog y encima tenía que hacerle el trabajo. Pero eso no era lo peor: tenía que dejar que aquel artículo os llegara por email y os hiciera perder el tiempo. Molestaros y enfadaros.

No. Eso no es bueno, ni para el dueño del blog, ni para el lector ni para el autor invitado, si me apuras. Eso es spam. Hasta ahí todos de acuerdo, ¿no?. Ahora es cuando empiezan las caras y los peros: sí, sí, tienes razón. No todo el guest blogging era/es así y, de hecho, hay blogs de muchísima calidad que sigo como si fueran la biblia SEO y que son puramente eso: una plataforma de colaboración en la que autores acreditados y expertos escriben sobre un tema que manejan y del que los demás pueden aprender algo.

¿Pagan entonces justos por pecadores? Sí, en eso no hay novedad. Suele pasar y va a seguir pasando. Nos comemos a nuestros propios hijos, señores. Técnica que parece que funciona, técnica que quemamos. Y en el campo quemado… ya se sabe: no hay enlace que cultivar.

No obstante, pero, sin embargo… Depende.

Desde que Matt Cutts dijo lo que dijo (aquí podéis leer el artículo completo: The decay and fall of guest blogging for SEO) han surgido peros y no osbtantes por toda la red. Blogs y más blogs se han enzarzado en una espiral infinita acerca de lo que realmente quería decir Cutts y cuáles van a ser los márgenes que se puedan manejar sin herir la sensibilidad de Google.

Yo tengo mi teoría.  Sí, si me preguntas otra vez eso de Guest blogging… ¿sí o no? Diría que depende. Que, como todo en la vida (y más en Internet), mientras se use con prudencia, no tendría por qué haber ningún problema. Que si eres una persona a la que le gusta escribir, que sabe de lo que sabe y sabe contarlo y además colaboras normalmente con sitios conocidos, en los que se te reconoce como colaborador oficial y se valora tu trabajo, no deberías tener ningún problema y podrás seguir disfrutando del privilegio y la libertad que ofrece Internet.

Pero si en tu pensamiento está seguir escribiendo artículos a los que dedicas poco más que 20 minutos de tu tiempo y en los que colocas tu enlace (o enlaces, o los enlaces de otro) como forma de ganarte la vida… Mi recomendación es que vayas buscándote otra forma de sustento. Con el paso del tiempo, aunque esta amenaza de Cutts sea finalmente solo eso, una mera amenaza para intentar frenar el spam, el orden lógico y natural de las cosas te expulsará de la rueda y, entonces, puede que sea mucho más complicado empezar de cero.

Moraleja: Use with caution.

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SEO r-Evolution: así empezó todo

Por Eva Diz

El trabajo de SEO (Search Engine Optimization) ha cambiado tanto en mis últimos meses de ausencia que me ha costado toda la semana pensar por dónde empezar y retomar el tema. Después de darle vueltas y repasar esos apuntes que siempre estoy dejando en trozos de papel por encima del escritorio, he creído que, quizás, lo mejor sea empezar por poner un poco de contexto a todo el lío y luego meternos en harina sobre cómo afrontar y mejorar nuestra forma de movernos por Internet.

Érase una vez el SEO

Hace no mucho tiempo -aunque a veces lo parezca-, cuando nació la World Wide Web, las autopistas de la información estaban casi vacías. Uno iba a una página porque conocía su dirección y la escribía tal cual en la barra de navegación, sin prisas, sin más atascos que los de la propia velocidad de su conexión y con la certeza de que eso que había ahí era prácticamente lo mejor que podía encontrar.

Por suerte, pronto, los sitios fueron proliferando (y mejorando): algunas instituciones y empresas de cierta importancia contaban ya con web corporativa, surgen los portales (Terra, Yahoo, Lycos…), se pueden leer las noticias online -el sector de la comunicación vivió entonces su primer terremoto-, el correo electrónico se convierte en una forma de captar nuevos usuarios… Y, para poner orden y concierto a todo lo que se iba creando en la red, aparecieron los buscadores, algunos de los cuales han desaparecido y de los que apenas nos queda de ellos un leve recuerdo (Altavista (1995), por ejemplo, que fue comprado por Yahoo y ha ido sobreviviendo a su sombra hasta hace poco).

Buscador Altavista Logo

Los buscadores surgieron con el objetivo de ordenar y crear un índice en el que figuraran todas las páginas existentes en la red. Herederos de los primitivos directorios (Dmoz), se desarrollaron de una forma casi sorprendente porque supieron responder a una necesidad básica y tan fundamental como es la de permitirte encontrar lo que estás buscando entre infinidad de respuestas, de forma fácil y gratuita.

Su funcionamiento es sencillo: uno introduce una búsqueda en el cajetín y da a enter, espera a ver qué resultados muestra y, si encuentra algo interesante entre los 3-4 primeros resultados, lo abre. Si no, vuelve al cajetín y repite la búsqueda. Este comportamiento puso de relieve el que es uno de los pilares básicos del SEO (sino el más básico de todos): si una web no aparece entre los primeros resultados que ofrece el buscador, nadie la verá y, por lo tanto, es como si no existiera.

Y ahí nace el SEO, el que ahora se suele llamar SEO tradicional, que no es otra cosa que mejorar tu página web de acuerdo con las guías que marcan Google y compañía para poder estar entre los primeros resultados que el buscador quiera mostrar para determinadas búsquedas (evidentemente, si vendes teléfonos móviles, no querrás salir el primero cada vez que alguien busque «lavadoras» en el buscador…).

Relevancia SEO

La relevancia es, por tanto, otro de los pilares sobre los que se sostiene el SEO y está muy vinculado a cómo buscan los usuarios, algo que, al igual que el SEO e Internet en general, ha evolucionado muchísimo en los últimos años. Tu web tiene que tener un contenido relevante para los usuarios que buscan eso a lo que tú te dedicas y tiene que dar la respuesta más aproximada posible a la búsqueda que realizan esos usuarios. ¿Cómo lo hago? Esa fue la pregunta que resolvieron los primeros SEO. Analizaron el comportamiento del robot del buscador y su algoritmo: se mueve de enlaces a enlaces, solo lee texto no imágenes y archiva las páginas de un sitio web en su índice de acuerdo con la idea principal o tema que transmite tu web.

Así -más o menos- fue como empezó la maravillosa relación del SEO con las palabras clave, la optimización de textos para búsquedas y las meta etiquetas. Conceptos que ahora están prácticamente en boca de todos, incluso de los que saben poco o nada de este trabajo, y que, por suerte -o por desgracia para algunos-, han dejado de ser uno de esos pilares básicos que sostienen al SEO.

Es cierto que cuando aún hoy trabajas para posicionar una web debes tener en cuenta cómo buscarán los usuarios la información o productos que ofreces en tu sitio para poder introducir en tus textos y en ciertos elementos principales de la página aquellas palabras que resumen mejor ese contenido y que, al mismo tiempo, dan respuesta a la pregunta que esperas que formule tu potencial visitante. Pero eso ya no es el único trabajo que debe hacer un SEO.

Más que palabras

Desde que apareció Google en escena los cambios han ido sucediéndose casi a la misma velocidad a la que ha cambiado nuestra relación cotidiana con la tecnología. El gigante de las búsquedas introdujo uno de los factores fundamentales que dieron la vuelta a la forma en que los buscadores hacían funcionar su índice: la relevancia, el Page Rank, nombre que recibe en honor a uno de los creadores del buscador –Larry Page– quien decidió que Google tendría en cuenta el número de enlaces que recibe una página desde otras páginas ajenas a ella para mostrarla o no entre los primeros resultados. Si mucha gente te enlaza es un síntoma de que tu contenido es bueno, cada enlace es un voto de confianza, un punto positivo a tu favor.

Google Logo España

Y así fue como al apasionante mundo de las keywords se sumó el del link building. Y todos los SEO empezaron a trabajar para lograr enlaces desde otros sitios que le dieran cierta «popularidad». En eso, además de mantener optimizado su contenido para determinadas búsquedas, de garantizar que la velocidad de carga del sitio fuera suficientemente buena y de asegurarse que todo su sitio fuera rastreable por el robot del buscador.

Las cosas han cambiado mucho (muchísimo) desde entonces. Por eso, aquel que pretenda vender SEO basándose únicamente en estas premisas solo está a medio camino de llegar a hacer, de verdad, un buen SEO. Huid de los que solo hablen de keywords y enlaces. Como a todos, les guste o no, les tocará evolucionar. En la próxima entrada trataré de explicar cómo 🙂

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Volver al trabajo

Volver al trabajo. Abrazar la rutina y sumergirse en las mil y una tareas que nos ponemos a diario. Desconectar. Pensar que no duele. Darte un respiro. Dormir. Y si los sueños ahogan, apartarlos. Olvidarlos.

En esas estamos. Ahí es donde he pasado estos últimos meses de silencio. Ha sido un verano difícil en lo personal y el otoño no ha empezado mejor: las malas noticias cuando llegan, nunca vienen solas. Habitualmente, desde pequeña, cuando algo malo me ocurre siento una necesidad irrefrenable de escribir. (Sí, soy de esas que escribo poesía cuando muero de pena… El optimismo siempre lo he tenido por más prosaico). Sin embargo, esta vez -ahora que realmente ha pasado algo imborrable en mi vida, algo que la ha cambiado para siempre-, por extrañas razones, no he podido escribir nada hasta hoy. Dos meses exactos después. Una eternidad. O ayer. Depende de cómo se mire.

sadness tristeza

Sea como sea, aquí estoy de nuevo, para probarme (para probaros) que no he abandonado, que sigo. Que estoy. La vida -como el amor-, es injusta demasiadas veces, pero merece la pena. Por mí y por todos aquellos que ya no siguen, que ya no están.

Volver al trabajo ayuda.  Así que toca retomar el ritmo y escribir. Los cambios que se han producido en el sector del posicionamiento, la redes sociales e Internet en los últimos meses dan para mucha literatura, de modo que tomaré aliento, lápiz y papel y me pondré con ello. Un post a la semana. Prometido 🙂

Gracias a todos por seguir ahí. Y bienvenidos a todos los que en este tiempo os habéis unido. Espero, como siempre, vuestros comentarios y aportaciones. Siempre es interesante (y reconfortante) leeros.

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Gratis no trabajo

Por Eva Diz

No. Gratis no trabajo. Y punto. Permitidme que recupere y haga hoy más mío que nunca este mantra demoledor que, en los últimos años y alimentado por el ansia de la crisis, ha caído en el olvido y ha derivado en un desprestigio total de la profesión de redactor (on y offline).

No hablo ya de malos salarios, de horarios del infierno o del menosprecio del esfuerzo. Hablo de lo digno y de lo indigno, de lo que ya roza lo indecente. De lo viciado que está todo y de lo poco que hacemos  los que luego nos quejamos… Que de esos conozco no uno sino unos cuantos. La cosa está muy malita, sí, y la estamos poniendo peor. Gracias.

periodistas-gratis-no-trabajo

Pero no me desvío. Sigo con mi mantra: gratis no trabajo. Pero aún trabajaría menos por 3 euros el post. Y que se den por aludidos todos esos que predican excelencia, venden calidad, pero compran lowcost. Esos que pretenden que comprendamos que el precio de mercado es el valor que tiene el trabajo de redactor. Esos que alegan la gran competencia de redactores (la mayoría de dudosa calidad, si se me permite) que existe para que se siga devaluando el precio del contenido. Leyes de mercado. No perdonan.

La historia (una de tantas que os podría contar) empieza con un email aparentemente serio que incluye perlas como las que recojo aquí:

Me gustaría saber si te interesaría aceptar un primer pedido de entre 100 y 200 artículos de 400 palabras, con un plazo de entrega de 3 semanas (1/3 cada semana), y por un precio de 2 Euros por artículo. Podría ser una forma de comenzar a colaborar y confirmar la calidad de tu trabajo y que tú también nos conozcas y veas como trabajamos. Buscamos redactores de calidad, con orientación SEO, y con los que poder colaborar de forma continuada.

Casi nada. Repito y resumo:

  • 100 – 200 artículos
  • 400 palabras cada uno
  • entrega por lotes cada semana
  • redacción de calidad
  • orientación SEO
  • dead line prefijado
  • y… TODO POR 2 EUROS el artículo!!!

Sí, todo por 2 miserables euros. 200 si decides pegarte el tute y escribir 100 artículos interesantes que, a 400 palabras cada uno y teniendo en cuenta que has de pensar el tema, documentarte, estructurar las ideas que vas a contar, redactar y revisar, vendrías a dedicarle una hora a cada uno. Total: trabajando 5 horas al día durante 20 días (fines de semana y festivos incluidos) no alcanzarías ni a pagarte la cuota de autónomo. Eso sí, está claro: si consigues otro trabajito igual, a lo mejor, te da para el autónomo y para pagar la conexión a Internet.

Aún así, la clave de todo -a mi parecer- no está tanto en esas condiciones draconianas que se imponen, si no en la desvergüenza de que a un redactor profesional se le trate como a un contertulio de medio pelo en el programa de Ana Rosa Quintana: Podría ser una forma de comenzar a colaborar y confirmar la calidad de tu trabajo.

¿¡Confirmar la calidad de mi trabajo!? Santa paciencia… Está bien que quieras pagar una cantidad irrisoria por algo (sí, yo también he comprado tuppers en los chinos, con todas sus consecuencias), pero me parece increíble que por esa cantidad alguien pretenda obtener un buen trabajo. En mi opinión, la palabra «calidad» ha perdido ya todo su sentido.

Pero la cosa no termina ahí. La sorpresa es suprema cuando uno continúa leyendo y se encuentra frases como ésta. No solo quieren que seas lo más, sino que se consideran lo más… «Y que tú también nos conozcas y veas como trabajamos.» NO. Gracias. Con este mensaje me sobra y me basta.

Total que, reuniendo toda la educación que a una le queda después de tremendo email, respondo en consecuencia (sí, tengo un modelo de respuesta estándar redactado para este tipo de peticiones que os recomiendo desde YA):

Buenos días XXX,

acaban de  remitirme tu correo. Siento decirte que nosotros no nos dedicamos a este tipo de generación de contenidos de bajo coste. En la agencia trabajamos contenidos de calidad y con profundidad SEO, sí, pero eso conlleva tiempo y esfuerzo por parte de profesionales, por lo que nuestras tarifas están por encima de las que tú señalas.
Un saludo,

En la mayoría de los casos no hay respuesta posterior. Entiendo que la vergüenza es tal que uno opta por callar y seguir buscando. Pero otros, los menos, tratan de justificar eso que, a todas luces, saben que es un auténtico menosprecio al trabajo:

Soy consciente de que el precio que te he ofrecido es bajo y que no se corresponde con lo que debería pagarse por este trabajo, pero no puedo ofrecerte un precio mejor. Hay muchos redactores trabajando con una tarifa de entre 1 y 2 Euros por artículo, y eso hace que la competencia para conseguir clientes sea muy alta y competitiva, lo que nos obliga a aceptar encargos a precios inferiores a lo que realmente valen.

Bien. Lo entiendo. Leyes de mercado y tal… Pero que nadie me pida que comparta esa filosofía de trabajo. En Zinkfo, como agencia proveedora de contenidos,  trabajamos con muchos clientes y todos saben lo que contratan. Y pagan en función de ello. Imagino que los clientes de este sujeto (y el de muchos otros) no tienen ni idea de a qué tipo de contenidos se asocia su marca. Ni quien los redacta. Ni en qué condiciones. Ni qué estudios, formación, criterio o exigencia tienen. Ni a dónde va realmente el dinero que pagan. Allá ellos. A mí sí me interesa.

Y a muchos. Por eso, creo es que los propios redactores, las asociaciones de prensa y colectivos de profesionales del contenido deberíamos velar por que este tipo de situaciones se conozcan: si una agencia busca redactores pagando esta cantidad, que se se sepa, para que el cliente pueda elegir en consecuencia.

¿Que qué propongo? Crear una lista negra, sí. No sé qué opináis, pero creo que a algunos nos ahorraría un tiempo precioso  no tener que contestar a según qué proposiciones indecentes…

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Aprovecho para dejaros unos enlaces donde que merece la pena leer para entender un poco mejor hacia dónde estamos cayendo. Son de hace algún tiempo pero, como veis, el tema sigue al orden del día:

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Google Authorship: la era del periodista SEO

Por Eva Diz

Authorship, marca personal, contenido de autor, marketing de contenidos, SEO Social… Nos encanta ponerle nombres a las cosas, quizás porque así parecen diferentes, nuevas o más interesantes. Después de 2 años sumergida en un mundo de constantes cambios creo que, sin embargo, nada cambia en realidad, simplemente muda de piel, pero permanece en esencia.

google-author-ship-seo

El periodista SEO es otro de esos nombres nuevos tras los que se oculta un periodista de siempre, de los de libreta y boli, documentación y verso libre, tapado con una finísima piel de código html y un bolsillo lleno de palabras clave. Una piel casi invisible pero que puede marcar la diferencia en un momento en el que el sector se nos escurre entre los dedos. Una oportunidad que quizás nos sirva para para esa caída libre y recuperar cierta dignidad para una profesión perdida en cuestiones que distan mucho de ser las que deberían.

Cuando se oye hablar de la era del contenido de autor como base del nuevo SEO, muchos temen al cambio y huyen. Se aferran a lo de siempre y luchan armándose de pasado. Pero la batalla está perdida. Lo saben. La lucha es su fin, no el medio…  Otros dudan, pero avanzan. Con miedo, sí, incluso con desconfianza (lo admito, sin sonrojo), pero la curiosidad les puede. ¿Realmente será este el futuro que nos espera como periodistas? ¿Será necesario estar ahí para llegar a una audiencia que hasta ahora nos leía en papel y en los bares? Me da que sí… Guste o no.

«Todo esto va muy rápido». Va rapídisimo y hay que estar muy atento para no perder puntada. Para no quedarse atrás. Tenemos la capacidad, la preparación y el conocimiento para crear, moldear y presentar todo tipo de contenido ante la gente de forma atractiva. Muchos pueden adaptarse, aprender y hacerlo, pero un periodista siempre lo tendrá más fácil, y ésa es una ventaja que hay que saber aprovechar.

El contenido es hoy por hoy, tras los sucesivos cambios aplicados por Google en su algoritmo, un elemento fundamental para ganar visibilidad en Internet: estar en Internet no es suficiente, hace falta ser encontrado por aquellos que nos quieren encontrar o, más bien, por los que ni siquiera saben que quieren encontrarnos porque ni nos conocen. Lo de siempre, sí, hasta que nos pongamos, de veras, manos a la obra.

Google Authorship y el periodista SEO

Para el SEO, el contenido es una de las herramientas más importantes para cautivar al buscador y lograr subir o afianzar posiciones en sus resultados de búsqueda para determinadas consultas. Un periodista, solo escribiendo de forma regular en su blog o sección web y aplicando sencillas técnicas de redacción optimizada, puede lograr en muy poco tiempo aparecer entre los primeros resultados de Google para sus temáticas más específicas y, con algo más de paciencia y esfuerzo, para otras más competidas. Nadie puede garantizarle a nadie aparecer en el primer resultado, pero el esfuerzo y el buen trabajo suele verse recompensado.

google-plus-logo-perfil

Ahora, sumado al contenido, Google ha introducido poco a poco un parámetro más que, en cierto modo, puede influir en cómo se muestra tu página/web/blog en los resultados. Es el Authorship o autoría, es decir, se añade el valor, la credibilidad, la importancia de la experiencia y la profesionalidad de quien lo escribe. Su marca en Internet.

Google nos ofrece la posibilidad de que nuestros artículos aparezcan en la página de resultados con nuestro nombre y apellidos, una foto y un enlace directo a nuestro perfil en Google Plus, un perfil que, si estamos interesados en crearnos una marca personal en Internet, deberíamos profesionalizar.  (Para todo lo demás ya está Facebook).

¿Cómo implemento el sistema de Google Authorship?

El propio buscador en sus normas de uso y aplicación del sistema de autoría indica una forma muy sencilla de adaptar tus contenidos a las exigencias que marca el guión y conseguir que todo aquello que tú crees y luego publiques en Internet esté debidamente asociado a tu nombre e imagen. Es decir, a tu perfil de Google Plus.  (Sí, parece que esa red social insulsa sirve para algo ;P )

–> Las presentaciones. El primer paso es el de siempre: registrarse en Google Plus, para lo cual bastará tu correo de Gmail. El perfil se creará con los datos que hayas introducido al crear dicha cuenta: nombre, apellidos, fecha de nacimiento…

–> La foto. Muchos tenemos desde hace tiempo cuenta de Gmail pero es muy probable que nunca nos hayamos parado a completar toda la configuración de la misma y ni siquiera tengamos foto asociada a ella. La imagen que elijamos es muy importante ya que será la firma visual de nuestro contenido. Google insiste en que sea una foto de perfil «donde se te reconozca la cara». Y si sales sonriendo, mejor.

–> La firma. Cada artículo de web o blog que escribas, cada vídeo que subas o fotografía que publiques debe llevar siempre en formato texto (bien legible dentro del código html) tu nombre, coincidente con el del perfil que tienes en Google Plus. Por ejemplo, como lo que se ve al inicio de este post «Por Eva Diz». Quizás suene redundante si es tu blog personal, como es mi caso, pero es la acreditación de que tú has escrito el contenido (recuerda que podemos tener autores invitados en nuestro blog que escriban su propio artículo).

–> Verificación. Para certificar que tú eres realmente quien dices que eres Google te exige que tengas una dirección de correo con el dominio de tu web o blog, por ejemplo evadiz@periodistaseo.com, pero, en caso de que no la tuvieras, hay una segunda opción que es la que yo he probado y funciona perfectamente:

  • Pon un enlace en tu web o blog a tu perfil de Google. Se puede hacer directamente sobre el código html de una de tus páginas, por ejemplo, la que hayas dedicado a tu biografía: <a href=»[tu url de perfil en Google Plus]?rel=author»>Tu nombre</a>
  • En la sección de editar información de tu perfil de Google Plus, vete al apartado «Colaborador en». Ahí es donde debes poner la dirección (URL) de tu sitio web o blog al que quieres enlazar.
  • Guarda y comprueba: puedes hacerlo en la herramienta de pruebas de datos estructurados que Google pone al servicio de los usuarios.

Y ya está… Nos vemos en la página de resultados 😉

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La marca personal en Internet

Configurar una buena marca personal online para un periodista es vital hoy en día, pero la mayoría están tan arrastrados por la rutina diaria que no tienen tiempo o no saben cómo hacerlo: del papel se puede trasladar parte de la marca ya existente, pero el usuario online exige al periodista saber manejarse de una forma fluida en este nuevo entorno. Es, para este nuevo público, una razón de peso para otorgarnos su confianza. Y, para el periodista, una oportunidad de diferenciarse.

marca personal claves

Convertirse  en referentes para un público que busca -de forma habitual o puntual- información sobre un determinado tema no se consigue de la noche a la mañana y exige grandes esfuerzos de dedicación, horas de información y formación, tardes enteras de edición, revisión, conversaciones en red, congresos y eventos offline…

Pero por algún sitio se debe empezar. Lo simple suele dar buenos resultados: basta con apostar por la generación de contenido desde un blog personal en el que escribir sobre ese tema en el que sabemos que somos realmente buenos, en el que nos diferenciamos de los demás o del que nos resulta más fácil hablar y comentar.

Marca personal: apuntes básicos

.- Presencia en redes sociales. Una vez que tengamos la idea de nuestro blog en la cabeza (un buen tema, las 2-3 primeras entradas, nuestra página de biografía, nuestra declaración de intenciones, etc.) debemos perfilar también las redes sociales que tienen un perfil más profesional (compartir tu contenido en Facebook para que lo lean tus amigos y conocidos está bien… pero no es suficiente ni tiene el valor que necesitamos para crear una marca personal profesional). Entre esas redes y plataformas de contenidos, por tanto, no debería faltar Twitter, Linkedin, Disquus, Digg/Menéame

marca personal online
.- Sé fiel a tu imagen… de marca. Al igual que sucede con las empresas (aquí la «empresa» eres tú) es necesario seguir una imagen coherente con lo que deseamos representar, con lo que queremos que el público perciba de nosotros. Por eso, aunque pueda parecer una cuestión menos, es importante mostrar la misma foto en todas las redes sociales y plataformas que utilicemos para desarrollar nuestra profesionalidad online. (Nota interesante: mejor si sales con una sonrisa. La sonrisa está minusvalorada pero la experiencia me dice que con una sonrisa puedes conseguir más cosas que con palabras).

.- Busca un eslogan/frase corta que te defina tanto en lo personal como en lo profesional. Rellena todos los datos que te pidan en los perfiles que puedan ayudar a tus lectores a entender tus contenidos, tu tono, tu estilo o la temática sobre la que escribes.

Personal Brandind
.- La ley de la constancia. El trabajo constante se premia en la red. Puede que al principio seas un auténtico desconocido pero verás que poco a poco vas ganando seguidores cada vez más relacionados con tu profesión y tus expectativas profesionales. Sé selectivo y cuida tu amistad con esas personas que profesionalmente te parecen interesantes: seguro que te aportarán muchas cosas, desde su conocimiento leyendo sus blogs a su experiencia si les pides ayuda puntual.

.- Desvirtualízate. La red está fenomenal para conseguir una proyección amplia y relativamente rápida si atendemos a otro tipo de fórmulas de promoción tradicional. Sin embargo, llegado un punto, ese trabajo de proyección virtual debe ir acompañado de hechos, de presencia: en congresos, seminarios, colaboraciones con otros profesionales del sector, pequeños encuentros con aquellos seguidores con los que más te identifiques… Este paso no es esencial (y a mí, la verdad, es el que más me cuesta) pero a mucha gente le funciona y puede marcar la diferencia a la hora de desarrollar de forma más completa tu marca personal.

Por muchas recomendaciones, sugerencias y literatura que se escriba sobre el asunto, lo cierto es que cada uno debe encontrar y elegir la fórmula con la que se encuentre más cómodo. No cabe duda que Internet ofrece un escenario incomparable para desarrollar una presencia profesional online que reporte buenos resultados pero, ante todo, uno debe entender qué clase de profesional es y cómo quiere que los demás lo entiendan. Casi nada, eh 😉

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SEO y el contenido de autor

Por Eva Diz

El trabajo de un SEO ha cambiado mucho en los últimos años: la optimización de una web o blog para buscadores no ha sido ajena a los importantes cambios de comunicación social que se han desarrollado en la red. Google ha querido dar respuesta a su manera a toda esta nueva realidad y, además de poner en marcha una red social propia (con más o menos éxito), ha introducido muchas condiciones -cada vez más vinculadas a las relaciones y recomendaciones sociales- que han obligado a replantear y adaptar ciertas técnicas SEO tan básicas como la consecución de enlaces entrantes de calidad o la generación de autoridad para el dominio.

Aparecer los primeros en la página de resultados para las palabras que a uno le interesan pasa por un trabajo mucho más volcado en la generación contenidos de calidad… con un autor de calidad. El gigante de las búsquedas ha dado numerosos pasos para facilitar a los autores del contenido que se difunde en la red la posibilidad de desarrollarse como tales. Es, grosso modo, lo que se conoce como Authorship de Google: todos tus artículos pueden ser identificados con tu nombre, apellidos y foto y vinculados a tu perfil personal desde la misma página de resultados del buscador. Es decir, si tú eres un experto en información económica y yo busco algo así como «información + económica» en Google es muy probable que, si eres un autor prolífico y valorado en la red, salga un resultado tuyo personalizado.

SEO Authorship Google

La idea de Google es simple: el buscador considera que si tú firmas un contenido con nombre y apellidos es porque estás orgulloso del mismo, por tanto, lo más probable, es que sea de buena calidad. Esto es, su promesa de mostrar los mejores resultados de búsqueda se cumplirá siempre (o casi). Tú eres el primer responsable de ese contenido. Tú eres el primer voto de calidad. Pero si, además, cuentas con un buen número de lectores habituales, gente a la que le gusta lo que escribes, diseñas o grabas, que comenta en tus contenidos, que te comparte en sus redes sociales, que te regala un +1 (sí, ¡benditos +1s! bienvenidos sean) pues no solo aparecerás en los resultados con tu nombre y apellidos sino que aparecerás de los primeros. Y esto significa más tráfico, más seguidores y, de nuevo, más valor como autor de acuerdo con los rankings y criterios de Google.

Sí, el sistema te suena porque es el mismo que, tradicionalmente, han utilizado los periódicos y las marcas colocando al frente de sus páginas de opinión o sus programas de cabecera a las mejores firmas, las más conocidas, más expertas, más valoradas/apreciadas por el público… Solo que, en este caso, no necesitas el respaldo de una gran cabecera de comunicación para lograrlo. Si eres creativo, constante y consciente del valor de tu marca personal podrás llegar a construir en torno a tu nombre u na imagen profesional firme y duradera que, con mucha probabilidad, te dará la posibilidad de conseguir trabajos y colaboraciones muy interesantes.

Conseguir ser una firma respetada en el mundo online es relativamente más sencillo. Mucho más, incluso, si el que se lo propone es periodista o bloguero profesional, personas acostumbradas a generar contenido de forma periódica y, en la mayoría de los casos, con gran capacidad para comunicar y conectar con el público.

La clave está, precisamente, en generar contenido de calidad para un público que esté dispuesto a leernos (es más, que esté dispuesto a buscar nuestro contenido y compartirlo), hacerlo de forma frecuente en uno o varios sitios online y comentarlo y difundirlo a través de nuestros perfiles sociales. Así de fácil… y de complicado.

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Crear un blog… y mantenerlo

Por Eva Diz

Crear un blog… y mantenerlo. Parece muy sencillo, pero os aseguro que no lo es ni la mitad de lo que lo parece.

Todo eso de la marca personal en Internet, las posibilidades de crecer como experto en un sector determinado o de ser mejor valorado para un puesto de trabajo está al alcance de nuestra mano: hoy en día, Internet te ofrece todas las herramientas necesarias para ser un autor reconocido, un profesional valorado incluso por aquellos que no te conocen personalmente. Pero exige dedicación y esfuerzo. Que nadie se confíe.

Crear blog

Para afianzarse como un autor en Internet uno debe, para empezar, tener un espacio online en el que compartir tus contenidos, ya sean audiovisuales o escritos: un simple blog gratuito puede servir (de hecho, muchos de los que vemos a diario cuando navegamos por la red lo son o lo fueron en sus inicios). Lo mismo pasa con las redes sociales: el autor debe tener activos perfiles en las que más se adapten a su contenido y le ofrezcan un mayor público de más calidad. (Sí, deberes y más deberes…)

A primera vista, para los que estamos acostumbrados a escribir, puede parecernos muchísimo más trabajo el que requiere difundir y conversar en redes sociales que el de generar el contenido que vamos a difundir. Sin embargo, con el tiempo -pasado el acelerón de los 2 primeros meses- uno se da cuenta de que lo realmente difícil es acudir a la cita semanal de escribir algo para el blog.

Mantener blog

Cualquier excusa es buena para faltar y, cuanto más se va dejando, más duro se le hace a uno retomar. Ésa es la razón por la cual muchas bitácoras que se crean con ilusión y ganas acaban ocupando espacio muerto en este mundanal ruido de Internet, sin aportar nada salvo la triste imagen de nuestra incapacidad de ser constantes. Y, creedme, sé de lo que os hablo.

Casi todos empezamos escribiendo 3 y hasta 5 post la primera semana, luego el ímpetu va decayendo. A algunos empiezan a faltarles ideas interesantes sobre las que escribir al cabo de un mes, a otros les envuelve la pereza ante la exigencia de tener que escribir algo que refleje su experiencia y profesionalidad… Y todos acabamos entonando aquello de es que no tengo tiempo.

Cierto. Lo más probable es que no tengamos todas las semanas el tiempo suficiente para generar un contenido de calidad que se merezca figurar al lado de nuestro nombre, apellido y foto, porque mantener la calidad y el nivel escribiendo cada día tiene tela, sobre todo, si el blog no es nuestro principal trabajo y lo hacemos como algo más, un añadido, como un hobbie.

Blog autor reconocido

Por eso muchos autores de blogs consolidados recurren cada vez más a aquello que hablamos meses atrás: la técnica del guest blogging, es decir, permitir que otros autores destacados de nuestro sector, expertos en nuestra materia o en una que tenga algún tipo de relación interesante con ella escriban en nuestra bitácora como autores invitados.

En resumen, mantener un blog y consolidar una marca personal en Internet no es tan fácil como se puede pensar. Aún así, que nadie se desanime. La clave está en comprender en lo que uno es débil y poner los medios para fortalecer esos puntos flacos.

Reflexión personal

Confieso que muchas semanas se me hace un mundo sentarme aquí y escribir. Otras, en cambio, escribiría hasta en los bordes de las servilletas. Y esos momentos los aprovecho al máximo: saco la libreta donde voy apuntando los temas que se me ocurren a diario y me pongo a escribir como si no hubiera un mañana.

A veces salen bien, otras no tanto. Pero es más que probable que estés orgulloso de cada una de esas pequeñas entradas que dejarás ahí, por el tiempo y el esfuerzo invertido y porque, sobre todo, cuando escribes organizas más fácilmente las ideas, lees, te documentas y aprendes siempre algo nuevo.

No obstante, si hay algo que de verdad te animará cada semana a volver a escribir es saber que siempre habrá alguien ahí delante de la pantalla dispuesto a leerlo y al que, quizás, todas esas reflexiones y apuntes que escribes le servirán de algo.

[Gracias a todos los que, semana a semana, hacéis el esfuerzo de leer y compartir este espacio que ya es tan vuestro como mío :)]

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Lo que cuesta un Community Manager

Por Eva Diz

Las tarifas y los sueldos que cobran los Community Manager y los Social Media Strategist (no, no son lo mismo) han sido y siguen siendo motivo de debate y duda permanente en el sector y entre los propios clientes. Los primeros, porque han visto como una profesión nueva y pujante, con gran proyección, está siendo amenazada por la entrada de cientos de personas que, sin la formación adecuada, acaban por desprestigiar la labor del profesional auténtico y riguroso. Los segundos, porque desconocen el trabajo real y la responsabilidad que exige la gestión en redes y prefieren pagar menos. Siempre.

La idea de que en Internet todo es gratis se ha extendido como la pólvora y ha cuajado en muchas mentes de las cuales es difícil arrancar esa imagen de lowcost que pesa sobre casi todos los servicios que se prestan a través o para plataformas digitales. ¿A nadie le ha llamado la atención la polémica surgida alrededor del anuncio de la aplicación de mensajería Whatsapp de cobrar 0,79 céntimos al año por usar su servicio?

A mí sí: cómo es posible que nos quejemos a voz en grito de que nos quieran cobrar 0,79 céntimos de euro por la aplicación que más utilizamos en nuestros teléfonos y que nadie haya levantado la voz por el coste de los SMS o de la conexión a Internet que nos cobra nuestro operador de telefonía o, simplemente, por el hecho de que todavía, a estas alturas de la película, la conexión wifi a Internet en centros públicos (sedes de ayuntamientos, centros de organismos públicos, plazas, parques o bibliotecas) se ofrezca con tiempos limitados o incluso con cuotas de pago por hora

Bueno, quizás no sean cuestiones muy comparables y, ciertamente, sí  existen grupos de usuarios y consumidores que no han dejado de alzar la voz ante ambas situaciones pero, desde luego, no deja de ser sorprendente cómo se llega a perder la noción del valor de las cosas en el mundo digital… y en el que no lo es tanto. Uno se compra un iPad, se deja una pasta y luego ratea a la hora de descargar una aplicación de pago que podría facilitarle la vida y que, con un solo clic, podría transformar su iPad de un mero juguete de diseño a un centro de trabajo (y sí, conozco casos, así, en plural). Del mismo modo, uno ve las posibilidades de Internet y quiere tener una web y presencia en redes sin soltar un duro.

Tareas diarias de un community manager

Pues lo siento pero NO. Lo gratis no existe, aunque lo parezca. En Internet todo vale dinero, porque el tiempo -¿¡quién lo duda!?- es oro y una buena presencia en red exige mucho, pero que mucho tiempo, esfuerzo, dedicación, recursos, creatividad y conocimiento. Existen profesionales que gestionan la presencia en red de las empresas porque una buena estrategia en red requiere un trabajo profesional y no un primo abriendo un perfil de Facebook. Cierto es que para muchas empresas el primo de Facebook es una opción válida ya que, total, para sus objetivos de negocio, lo más probable es que Facebook ni siquiera les aporte nada. Y están, porque hay que estar, porque está el vecino y está de moda.

Recurro al paralelismo que la situación del Community Manager en España me invita a hacer con la que padece desde hace años el periodismo: cualquiera puede escribir (cuántas veces lo habré escuchado), cualquiera puede ponerse delante de un micrófono, cualquiera puede realizar una crónica de un suceso o sacar una fotografía de portada, cualquiera puede sentarse en un plató de televisión y opinar… Sí, cualquiera puede hacerlo, pero un periodista de los de verdad lo hará de forma profesional, abarcando las perspectivas que sean necesarias, escuchando a su interlocutor antes de rebatir, antes de preguntar, buscando contexto, usando un lenguaje apropiado, hilando fino para que todo sea correcto, adecuado y aporte a la audiencia una visión útil de la realidad que se debate, se narra, se describe. Es, como diría un buen compañero y gran profesional, «elegir entre tener chóped o jamón serrano».

Community Management informe 2013

Allá cada cual, pero es trabajo de los que nos movemos profesionalmente en este entorno insistir en esa diferencia, la que hace que un trabajo tenga valor y, por tanto, deba pagarse por el esfuerzo, la responsabilidad, la experiencia y la profesionalidad del que lo ejecuta. Si me duele algo, yo prefiero a un médico bien pagado y no a un curandero que me ofrezca una consulta gratis; un fisioterapeuta y no un centro de estética donde ofrezcan masajes relajantes… Pero, insisto, allá cada cual porque ahí es donde radica la libertad de elección, en el conocimiento de las opciones, con todas sus consecuencias (sí, letra pequeña incluida y bien grande, si puede ser).

La misma libertad que hoy utilizo en este blog para expresar mi indignación por casos que escucho (cada vez más) y que me llevan a pensar que nunca aprenderemos. Porque buena parte de la situación se debe a nosotros, a los propios profesionales que, dadas las circunstancias (y porque todos tenemos que comer), bajamos los precios hasta cantidades irrisorias que pervierten toda competencia y trabajo digno. Y lo digo desde la más profunda autocrítica, ya que esto no deja de ser una reflexión en voz alta.

Creo que hay que poner más empeño en enseñar al cliente, en defender el valor del trabajo, en insistir en que todo esfuerzo merece ser recompensado y que, además, ésa es la mejor forma de obtener siempre un buen resultado: nadie trabaja igual cuando cree que está siendo justamente tratado que cuando lo hace por sobrevivir. El que paga al día y paga lo que corresponde se merece un trato acorde y muy diferente del que tarda 6 meses en pagar y regatea hasta el último céntimo. De lo contrario estaríamos estafando a los buenos clientes, que son consecuentes y honrados.

La historia se repite…

Muchos periodistas que conozco están apostando por la reconversión de sus conocimientos hacia el medio online. Se forman, se renuevan, trabajan duro y están ofreciendo sus servicios como responsables de gabinetes de comunicación en la red. Se mudan a una profesión nueva, todavía en desarrollo que, por desgracia, ya luce una de las lacras que lucía su profesión anterior: el intrusismo y, lo que es peor, la infravaloración del trabajo. Y no hablo solo de dinero, porque el primo de Facebook podría también cobrar (y muchos lo hacen y no se quedan nada cortos pidiendo si atendemos a su experiencia real).

Es cierto que Internet ofrece costes mucho más reducidos que en el mundo offline para muchísimas acciones, pero eso no significa que sea gratis. Al igual que es cierto que buena parte del trabajo (si no todo) de un periodista es vocación, pero el periodista come y se viste como todo hijo de vecino. Es decir, ha de cobrar por su trabajo, aunque lo haga encantado y le eche más horas que un reloj.

Un gestor de comunidad online y el responsable de estrategias en redes sociales son profesionales preparados, que se han formado (y se forman continuamente) para sacar lo mejor de un mundo cambiante como nunca, de unas herramientas gratuitas en cierta medida que pueden reportar grandes beneficios a las empresas que las utilicen adecuadamente. Esos beneficios pueden ser ventas o imagen de marca, más o menos fáciles de medir, pero lo que ya nadie duda es que están ahí.

Trabajo community Manager

Uno puede lograr grandes cosas llevando él mismo su página de Facebook, pero para hacerlo correctamente, ha tenido que leer y formarse, tiene que dedicar horas cada día a nutrir de contenido la red, a escuchar y hablar con su comunidad, a responder a sus dudas y a atender sus debates. El community manager no está en Facebook o en Twitter pasándoselo bien, está trabajando y con toda la responsabilidad de representar a una marca, a sus jefes, a sus empleados, a sus productos, a sus servicios y, en buena medida, a sus clientes. Y no todo el mundo está preparado para llevar eso con ética, dignidad y, sobre todo, profesionalidad.

Sea como sea, en el sector muchas son las voces que reclaman una guía de tarifas que marque una pauta base para los que aterrizan nuevos en este mercado y no saben muy bien qué pedir a cambio de su tiempo, su esfuerzo y su responsabilidad. Algunos expertos, como Dolores Vela, han ofrecido datos al respecto muy interesantes, con guías sobre cuánto cobra de media un community manager que pueden ayudar a los que estén muy perdidos en el terreno. Aquí os dejo algunos enlaces más:
No obstante, es un debate sin cerrar que hace unas semanas volvía a aparecer sobre la mesa de la Asociación Española de Gestores de Comunidad y Redes Sociales (AERCO), de la que formo parte y con los que comparto que marcar unas pautas no es fácil ni correcto si atendemos al libre mercado y la competencia. Yo no me atrevo a proponer ninguna guía de precios porque, además, en la agencia de marketing de contenidos en la que trabajo tampoco manejamos unas tarifas fijas que se puedan consultar sin más, simplemente porque cada plan de redes sociales, cada estrategia para cada cliente, exige unos recursos, un trabajo distinto.
Aún así, sí contamos con unas premisas básicas y una de ellas es que la labor de un Social Media Strategist y de un Community Manager cuesta dinero porque exige tiempo, dedicación, conocimiento y responsabilidad. Es cierto que siempre habrá clientes que ante un presupuesto nublen la vista y decidan que no van a contratar el servicio porque manejar un Facebook puede hacerlo mi primo. No importa: un cliente que no valora el esfuerzo de un trabajo no te conviene. Y, además, lo más probable es que, con el tiempo, o decida salir de las redes sociales o acabe volviendo a ti para pedirte consejo (y presupuesto, claro).

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